viernes, 25 de mayo de 2012

Sexta práctica. Análisis de viñetas humorísticas a partir de todos los aspectos vistos en el curso


1.     Introducción (V. M. Bárcena)

El instituto Cervantes nos define la Pragmática como una disciplina "cuyo objeto de estudio es el uso del lenguaje en función de la relación que se establece entre enunciado-contexto-interlocutores". Es decir, amplía el esquema que ya presentó Jackobson en su representación del sistema comunicativo, y sigue, en cierta manera, el principio de Hernández Alonso cuando éste afirma que el lenguaje es un hecho social, el rasgo que define al ser humano por antonomasia. Su idea de que el lenguaje es “un tipo de conducta que genera otra conducta” comparte base con las teorías de Austin y sus actos de habla.

“La Pragmática se interesa por analizar cómo los hablantes producen e interpretan enunciados en determinados contextos”, por lo que tanto el contexto, el cotexto, el tipo de hablante, su saber enciclopédico y sus intenciones son elementos relevantes dentro de su análisis. Son factores extralingüísticos que “contaminan” el lenguaje dándole un dimensionalidad que no se estudia desde el punto de vista morfológico, sintáctico o semántico.

“Una de las líneas de investigación pragmática más importante dentro del pensamiento contemporáneo es la iniciada por J. L. Austin. Este filósofo del lenguaje desarrolla la teoría de los actos de habla, en la que se recoge esta concepción de la lengua como una forma de actuar intencionada que es interpretada por el destinatario, según el contexto. Asimismo, cabe destacar también la propuesta, en los años 70, del filósofo H. P. Grice, cuya teoría del principio de cooperación es una explicación de los principios que regulan la recuperación de los significados implícitos.”

Pero, en este último trabajo, vamos a repasar de manera esquemática y general todos los elementos que hemos ido viendo a lo largo del curso, con sus respectivos enlaces a las prácticas correspondientes donde están explicados de forma extensa y más completa. El resumen que vamos a realizar en este caso sirve más como guía de repaso, y, para afianzar todos los conceptos adquiridos, presentaremos una última parte práctica que conllevará la aplicación de todo lo expuesto a nivel global. De manera excepcional, nos detendremos con más detalle, aunque no de la misma manera que en los otros elementos, en el caso de las competencias lingüística, pragmática y comunicativa, debido a la ausencia de trabajo independiente acerca de ello.


Una de las figuras fundamentales de la Lingüística, Noam Chosmky, en Estructuras sintácticas (1957), propuso el concepto de competencia gramatical o competencia lingüística, cuyo objetivo consistía en hacer explícito el conocimiento implícito que los propios hablantes tienen de una lengua, y sigue la línea de la Gramática Generativa. La Competencia Lingüística se basa en la capacidad de los hablantes en pronunciar una serie de enunciados que respeten las normas gramaticales, que sean capaces de comprenderlos cuando los oigan o los vean escritos, y sepan emitir juicios acerca de si su gramaticalidad es correcta o no.

Sin embargo, no siempre la persona que mejor domina la gramática es la que mejor habla. Ya en la Antigüedad, los clásicos distinguían el “ars bene dicendi” del “ars recte dicendi”. Una cosa es el hablar con corrección (recte) y otra saber comunicarse de manera satisfactoria (bene). En los años 70, D. Hymes estableció el concepto de competencia comunicativa. En el 71, cuestionó los principios de la competencia lingüística, aludiendo a la falta de consideración de los estudios sociolingüísticos y de la etnografía de la comunicación. Con el fin de integrar una teoría lingüística con una teoría comunicativa y la cultura, “propone cuatro criterios para describir las formas de comunicación, cuya aplicación a una determinada expresión ha de permitir establecer si esta:
a)      es formalmente posible (y en qué medida lo es); es decir, si se ha emitido siguiendo unas determinadas reglas, relacionadas tanto con la gramática de la lengua como con la cultura de la comunidad de habla;
b)     es factible (y en qué medida lo es) en virtud de los medios de actuación disponibles; es decir, si las condiciones normales de una persona (en cuanto a memoria, percepción, etc.) permiten emitirla, recibirla y procesarla satisfactoriamente;
c)      es apropiada (y en qué medida lo es) en relación con la situación en la que se utiliza; es decir, si se adecua a las variables que pueden darse en las distintas situaciones de comunicación;
d)     se da en la realidad (y en qué medida se da); es decir, si una expresión que resulta posible formalmente, factible y apropiada, es efectivamente usada por los miembros de la comunidad de habla; en efecto, según Hymes, «puede que algo resulte posible, factible, apropiado y que no llegue a ocurrir».”


Más adelante, M. Canale (1983) amplió el estudio de la competencia comunicativa a través de cuatro competencias interrelacionadas, como son la ya descrita competencia lingüística, la sociolingüística, la discursiva y la estratégica. J. Van Ek, tres años más tarde, añadió la competencia sociocultural y la social.

Estas nuevas corrientes lingüísticas fueron el principio del cambio en la enseñanza de segundas lenguas a partir de los años 60. Con el sistema estructuralista, la importancia radicaba en la gramática, restándole valor a la capacidad comunicativa de los hablantes. Lo relevante, dentro del estudio estructuralista, era entender la lengua como un objeto de conocimiento, algo más dentro del amplio saber enciclopédico que tienen los hablantes y que intervienen a la hora de delinear su contexto personal, en lugar de un medio por el que alcanzar otros conocimientos.

Como punto intermedio entre las competencias ya explicadas (lingüística y comunicativa) tenemos la competencia pragmática, que explicó Lyons en 1969. Algunos autores la equiparan con la competencia comunicativa, pero el objeto último que le describe Lyons es el de determinar las funciones de la Lengua: saber qué pretende nuestro interlocutor, cómo establecer las estrategias necesarias para conseguir nuestros objetivos a través de la lengua, etc. Fue en 1990 cuando Bacham tomó este concepto y lo describió integrando en ella la competencia ilocutiva y sociolingüística.

“El Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas adopta otra estructura de descripción de la competencia comunicativa; en un primer nivel, la competencia comunicativa se compone de la competencia lingüística, la sociolingüística y la pragmática; en un segundo nivel, la competencia pragmática se compone de la competencia discursiva, la funcional y la organizativa, cada una las cuales es descrita por el Marco en los seis niveles de competencia que éste contempla en el uso de una lengua; así, por ejemplo, estas descripciones incluyen categorías tales como la flexibilidad, los turnos de palabras, las descripciones y las narraciones, la coherencia y la cohesión, la fluidez oral o la precisión en la transmisión del mensaje.”

Así pues, puestas en común estas tres competencias somos capaces de distinguir tres niveles de significación: lingüístico, referencial e intencional. Desde el punto de vista lingüístico, se entiende que cualquier hablante que posea conocimientos sobre el idioma, sobre su gramaticalidad, será capaz de entender el enunciado que se le ha enviado. El referencial remite a los valores extralingüísticos, donde pueden suscitarle ciertos problemas los elementos deícticos que sirven para delimitar el significado de un enunciado. Y, por último, el significado intencional, en el que nuestro interlocutor se pregunta qué objetivo persigue el emisor al referirle un enunciado.

Los enunciados, pues, dependen no sólo de su gramaticalidad, correcta o no, para ser entendidos por la comunidad de hablantes, y así generar actos. Los hablantes necesitan de unos elementos universales, compartidos por una comunidad sociocultural que los establezca buscando que sus interlocutores se apoyen en un sistema comunicativo que vaya a ser satisfactorio para sus fines. Entre los factores que tienen están los deícticos y las interrogaciones, cuyo valor pragmático vamos a explicar a continuación.

La deixis (parte 12 y 3) hace referencia al campo demostrativo de Bühler, viene del griego (δειξις) y significa “señalar” o “indicar”. Los deícticos son elementos lingüísticos que sirven para contextualizar aquello de lo que estamos hablando, y que se apoyan en la información que tanto el emisor como el receptor conocen. Éstos construyen el discurso a partir de las coordenadas ego-hinc-nunc (yo-aquí-ahora) que presentó Benveniste en su teoría de la enunciación.

Existen dos tipos de deíctidos, según a qué queramos hacer referencia: deixis temporal, espacial, textual o personal. Incluso, podemos considerar la deixis social, que también se suele integrar en la deixis personal. Las deixis temporal, espacial o personal están delimitadas por las categorías gramaticales que hacen referencia a ellas; sin embargo, la deixis textual, aparte de estar configurada por todas la categorías gramaticales, tanto las que se presentan en las otras deixis como las que no, también incluye a las que se sirven de la anáfora y la catáfora.

Por último, queda señalar la existencia de la deixis nocional, conocida a veces como deixis modal. Descrita por Rauh, se establece en siete categorías de expresiones, como son, demonstratrio ad oculos, am Phantasma o fantasmagórica, representacional, discursiva o textual, analógica, no egocéntrica, anáfora y catáfora.
  • Ad oculos. Todos los participantes del acto comunicativo, incluido el objeto del que se habla, están presentes. A veces el enunciado está acompañados de gestos.
  • Am Phantasma. En este caso, la única diferencia reside en que no podemos apoyarnos en gestos para referirnos al objeto de la conversación, pues no está presente.
  • Representacional. El objeto del que habla el emisor no está presente en el acto comunicativo; sino que expone un contexto en el que él se sitúa y utiliza deícticos para señalar qué estaba allí.
  • Discursiva o textual. Sirven, sobre todo, para localizar las escenas en un marco textual temporal o local.
  • Analógica. Esta deixis es parecida a la discursiva, pero sólo se centra en el marco local. En este caso, la alusión con la realidad no está construida a través del discurso, sino por medio de algún objeto u otro lugar al que se le pueda asociar cierto parecido.
  • No egocéntrica. El deíctico se organiza a partir de un objeto o persona que no es el propio emisor.
  • Anáfora y catáfora. El uso de estos deícticos es similar a los de la deixis discursiva, pero en este caso se limita a ser lingüístico, ya que hace referencia a objetos de los que ya se ha hablado (anáfora) o de los que se va a hablar (catáfora).


Otro de los elementos pragmáticos a analizar son las interrogaciones (en el enlace señalado en la deixis). Aunque, siguiendo la línea estrictamente gramatical, entenderíamos que las interrogaciones sirven para buscar una respuesta, muchas veces no se formulan con ánimo de recabar información.

Victoria Escandell distingue dos tipos de enunciados interrogativos: los neutros, debido a la neutralidad que el emisor muestra ante lo que cuestiona, y los marcados. En el primer caso, podríamos englobar el caso de las preguntas “reales”; sin embargo, las interrogaciones marcadas han de ser interpretadas para dar con el objetivo con el que han sido formuladas. En este segundo caso, Escandell establece subclases: interrogativas atribuidas, el emisor repite palabras que, supuestamente, ya ha enunciado otro; interrogaciones eco, imitan lo dicho anteriormente por el interlocutor; interrogativa anticipativas, que se adelantan a lo que puede estar pensando su interlocutor; y las interrogaciones retóricas, en el que el emisor muestras claramente su opinión sobre lo que pregunta y no quiere que se le conteste.


Estas categorías se fundamentan en la diferencia entre conversación transaccional, la que busca transmitir algo, y la ineraccional, que provoca el desarrollo y mantener una relación social o para la expresión de uno mismo. Por último, Escandell también habla del papel de la cortesía dentro de las interrogaciones; que repasaremos posteriormente, tratando de seguir el orden de las distintas prácticas que hemos ido haciendo a lo largo del semestre.


Pero antes, vamos a tratar la aportación de Austin sobre los enunciados constativos y performativos, y los actos de habla, que introduce en 1995 en Harvard. Este filósofo, perteneciente a la escuela de Oxford, es contrario a la perspectiva tradicional que dice que el lenguaje sólo sirve para describir la realidad. El objetivo del lenguaje, para Austin, es provocar acciones; alejándose de la “ilusión descriptiva” que diferenciaba los enunciados en verdaderos o falsos, sosteniendo que la nueva distinción les separa en constativos y performativos.

Los enunciados constativos, pueden ser ciertos o no; mientras que los enunciados performativos no pueden catalogarse así, sino que, si responde de alguna manera a algo verdadero o no, se entienden que son afortunados o no. Estos se clasifican si son judicativos, ejercitativos, compromisorios, comportativos o expositorios; y dependen del verbo que se emplea en el enunciado.

Autin planteó la teoría de los actos de habla en su obra Cómo hacer cosas con palabras, y distinguió tres actos que existen cuando se pronuncia un enunciado: locutivo (emisión de sonidos), ilocutivo (intención que mueve a hablar al emisor) y perlocutivo (efectos que produce su enunciado). Austin diferenció, dentro del acto locutivo, la parte fonética (sonidos emitidos), la fática (vocabulario y estructuras gramaticales) y la rética (referencias de los signos lingüísticos a las realidades que se quieren expresar); aunque, para su discípulo Searle el acto locutivo estaba determinado por el acto de emisión (fonético y fático) y acto proposicional (dividido a su vez en acto de referencia y acto de predicación). Sin embargo, la gran aportación de Searle en este campo fue el concepto de fuerza ilocutiva. Ésta es el factor necesario para que se dé el resultado esperado en el acto comunicativo.

Tenemos que tener en cuenta, también, los actos de habla indirectos, en los que el emisor pretende comunicar algo diferente a lo que trasmite el sentido literal de sus palabras, sirviéndose de la información que comparten los interlocutores.

Es preciso señalar que para que esa información, común a ambos interlocutores, sirva de apoyo y no de obstáculo, han de obedecer a una serie de máximas. En opinión de Grice, filósofo británico, es imprescindible que los participantes de un acto comunicativo se atengan a una serie de normas para que el acto comunicativo resulte satisfactorio, y que les ayude a colaborar y cooperar. Las cuatro máximas son cantidad (el emisor sólo ha de dar lo que se considera necesario en la conversación, ni más, ni menos), calidad (la información es veraz), relación (el mensaje es pertinente dentro del contexto) y manera (el emisor debe ser claro, breve y ordenado).

Tras la enunciación de los mensajes que se adaptan a dichas máximas, el interlocutor ha de extraer las presuposiciones y las implicaturas de cada enunciado. Las presupociones exponen qué nos dice el mensaje, tan obvias en ocasiones que el cerebro humano no se para a reflexionar sobre ellas, pero son necesarias para la construcción de esa información común de la que hablábamos antes. Las implicaturas, en cambio, es el paso que va más allá de la simple comprensión literal del texto, y cuanto más se ajuste el emisor a las máximas de Grice, más fácil le será al interlocutor llegar a las implicaturas que plantea el enunciado.

Pero la teoría de Grice no convencía a todos, y algunos siguieron trabajando a partir de ella, tratando de aportar más nociones lingüísticas al estudio de la Pragmática. Un ejemplo son Sperber y Wilson, un filósofo y antropólogo francés y una lingüista británica, que ampliaron el campo de la máxima de relación de Grice, exponiendo su teoría de la relevancia. Basada en el modelo de inferencia, se entiende que el interlocutor entenderá lo que diga el emisor a partir de la relevancia que le presuponga al enunciado de su emisor. Estamos expuestos a un montón de señales a lo largo del día, no sólo lingüísticas, pero sólo atendemos a aquellas que consideramos de nuestro interés, aquellos a los que damos cierta “relevancia”.


La información que nos entrega nuestro cooperante emisor puede ser de tres tipos, según esta teoría:
-Inmediatamente accesible, y sin necesidad de ser procesada
-Totalmente desconectada, que exige un esfuerzo de procesamiento.
-Información nueva pero que se puede relacionar con lo que ya conocemos. Este último tipo es el más relevante, porque provoca efectos contextuales, que nos sirve tanto para reforzar información ya existente, o para contradecirla o debilitarla.

Finalmente, vamos a exponer el concepto de cortesía del que hablábamos al principio con las aportaciones de Escandell en la Pragmática. En contrapartida con las teorías que hemos visto recientemente, en que lo primordial en el acto comunicativo es el traspaso de información, en este caso lo que se intenta es mantener las buenas relaciones entre los interlocutores.

En 1973, Lakoff estableció dos normas sobre la cortesía: ser claro y cortés, obedeciendo, para ello, un grupo de submáximas: pretendía evitar que el emisor impusiera su opinión al interlocutor, que la falta de contexto no incomode a uno de los interlocutores y que se refuercen los lazos de camaradería. Leech, en cambio, trabajó a partir de las máximas griceanas, y estableció el objetivo en mantener el equilibrio entre los interlocutores, y describió un cuadro en el que se representan, relacionados de manera inversamente proporcional, el coste que supone para el interlocutor determinada acción y la cortesía que le es trasmitida en relación con el beneficio que saque con ello. Las intenciones comunicativas de Leech se clasifican según apoyen a la cortesía, sean indiferentes a ella, entre en conflicto o estén dirigidas frontalmente contra el mantenimiento de la relación. Además, establece una serie de máximas, como la de tacto, generosidad, aprobación, acuerdo y simpatía.

Por último, señalamos la importancia de la imagen propia, que queremos enseñar a los demás, de la que hablan Brown y Levinson en su teoría, la cual trataba de completar el esquema de Grice.



2. Desarrollo de la práctica

a) Viñeta analizada por L. G. de la Fuente



He escogido esta viñeta para demostrar lo que puede llegar a dar de sí la Pragmática con respecto a otras facetas de la Lingüística. Lo que en otros ámbitos lingüísticos se resumiría en dos enunciados, varios fonemas, pocos sintagmas o tres simples palabras, en Pragmática puede dar lugar a un análisis extenso y detallado sobre todos los aspectos tratados en las demás prácticas y a lo largo del curso.

Vemos a una niña felicitando a su madre, la cual pregunta el por qué de esta felicitación. La situación de enunciación previa a esta viñeta no parece demasiado relevante aquí, puesto que puede ser que la niña acabe de llegar y sea lo primero que la diga. No hay conectores ni otros datos que remitan a una información dada anteriormente.

El elemento visual de la viñeta tiene un grado de relevancia muy alto, ya que nos da todos los efectos contextuales que necesitamos sin pedirnos más esfuerzos cognoscitivos que los que nos surgen de manera casi inconsciente al mirar la imagen. Si solamente tuviéramos el diálogo y se nos contara como un chiste, no veríamos la gracia por ningún lado, sino que nos quedaríamos esperando a que nuestro interlocutor continuara: estaríamos esperando una relevancia que, con la simple transmisión de las palabras, no habríamos encontrado. Sin embargo, al ver la viñeta al completo, ese breve diálogo cobra sentido. Tal y como dan a entender Sperber y Wilson, si un enunciador dice algo es porque cree que ese mensaje va a tener relevancia para el enunciatario. Teniendo delante esta viñeta, todos inferimos fácilmente que la pregunta de la madre quiere decir algo así como “¿Por qué motivo la gente me dice ‘felicidades’, si llevo una vida que es todo lo contrario a la felicidad?”.

La fuerza expresiva que tiene la imagen es indiscutible, ya que con un golpe de vista nos pone en el lugar de esa mujer que no da abasto con la cantidad de tareas con que su familia la carga. Al verla, sin darnos cuenta damos unos cuantos saltos pragmáticos que nos llevan a las implicaturas: por teoría de la relevancia (puesto que si no fueran elementos relevantes, Forges no los hubiera colocado ahí) implicamos que los tres niños son sus hijos y que el hombre que pasa de largo es el marido. Y no solo eso, sino que también podemos implicar el carácter de cada uno de los personajes que aparecen: nos imaginamos al padre como un tipo descuidado, vago, egoísta y pasivo, que seguramente ni se acuerde de los cumpleaños ni le importe demasiado quedar bien con su familia en las fechas señaladas, que no presta atención a quienes le rodean (pasa olímpicamente de intervenir cuando la niña felicita a la madre, y aparece fumando delante de sus hijos), que lo único que hace en casa es dormir o apalancarse en el sofá (lleva una almohada al hombro), y que seguramente esté desempleado (por el aspecto con que le ha retratado el dibujante, da la impresión de llevar bastante tiempo sin salir de casa). También implicamos el carácter de la madre, que debe ser una mujer harta, hastiada de la vida que la toca soportar, pero que no tiene ninguna salida aparte de la resignación, y nos imaginamos también que debe de pasar mucho tiempo limpiando y ordenando la casa (no suelta el aspirador ni para sujetar en brazos a su hijo), aunque no parezca servirla de mucho (suponemos que cada vez que ella limpia, los tres hijos y el perro —figura muy cómica en la viñeta que vemos encima de un armario con un sombrero y una batuta, como indicando quién manda ahí— no tardan demasiado en devolver la casa a su estado de caos total). Por último, implicamos que los dos niños pequeños deben ser unos llorones, y que la hija mayor todavía tiene la ingenuidad propia de la infancia en la que cualquier detalle puede entusiasmarla, por pésimo que sea el ambiente que la rodea. Podemos llegar a implicar, además, que esta familia tiene poco dinero, puesto que seguramente no les importaría demasiado contratar a una canguro o a alguien que se ocupara de las tareas domésticas, si pudieran permitírselo.

Todos estos datos los hemos adquirido mediante saltos pragmáticos, ya que en ningún  momento se nos explicita nada de lo mencionado. Lo único que podemos deducir a partir de lo que está explícito son las presuposiciones: presuponemos que la niña que dice “Felicidades, mamá” es la hija de la mujer a la que se lo dice; presuponemos también que la madre está atareada; y presuponemos que existen días en los que se felicita a las madres por pura convención y sin un motivo concreto (aquí estaríamos en un terreno entre la presuposición y la implicatura, puesto que con la respuesta de la madre se puede presuponer que no hay un motivo concreto para esa felicitación, pero tal vez sí que estemos dando un salto pragmático inconscientemente por el hecho de saber que existen días en los que se felicita a las madres de forma ritual, ya que si no tuviéramos este conocimiento enciclopédico —o, en palabras de Searle, ‘información de fondo compartida’— podríamos pensar que la niña no sabe lo que dice y felicita a su madre como podría estar felicitando al perro).

A continuación vamos a analizar los actos de habla, siguiendo las teorías de Austin y Searle. En primer lugar, en la intervención de la niña, el acto locutivo es “Felicidades, mamá” (en el que los sonidos emitidos corresponden además al acto fonético de Austin, la estructura gramatical al acto fático del mismo lingüista, el significado al acto rético; y según la división de Searle, los sonidos y la estructura gramatical corresponden al acto de emisión, mientras que el significado corresponde al proposicional, dividido a su vez en acto de referencia y acto de predicación). El acto ilocutivo es la felicitación, y el perlocutivo alegrar a la madre y que esta responda con un agradecimiento.

En la intervención de la madre, el acto locutivo es “¿Por?”, y  el ilocutivo es mostrar una queja por no encontrar motivos en su vida que merezcan una felicitación. El perlocutivo es que los demás se den cuenta de que su situación no es precisamente envidiable. Este enunciado tiene muy poca fuerza ilocutiva para su interlocutora, que pensará que su madre no sabe en qué día vive.  Searle se admiraba por ‹‹cómo le es posible al oyente el entender el acto de habla indirecto cuando la oración que oye y entiende significa otra cosa diferente››. En este caso, el planteamiento de este lingüista nos sirve para comprender que la hija no entienda la implicatura que quiere dejar caer la madre, puesto que el propio Searle admite que es sorprendente que el cerebro humano pueda comprender lo que no se transmite verbalmente. Él mismo da la explicación a esta capacidad de procesamiento: ‹‹El hablante comunica al oyente más de lo que dice basándose en la información de fondo compartida, tanto lingüística como no lingüística, y en los poderes generales de raciocinio e inferencia del oyente››. Dado que la interlocutora de este enunciado es una niña pequeña, evidentemente no compartirá la misma información de fondo que tiene su madre, y sus poderes de raciocinio e inferencia aún no se han desarrollado lo suficientemente como para captar las indirectas, por lo que gracias a esta explicación pragmática podemos adivinar y justificar la situación de enunciación que vendrá después: la niña contestará riéndose que el motivo de la felicitación es su cumpleaños, o el día de la madre, y se quedará tan tranquila, mientras que la mujer seguirá con sus tareas, resignada y lamentándose para sus adentros de lo desastrosa que es su vida y de no ser comprendida.

Al replicar de esta manera a su hija, la madre viola algunas de las máximas conversacionales propuestas por Grice: la única respuesta que se espera ante el enunciado de la niña es un “Gracias”, por lo tanto no cumple con la máxima de cualidad (puesto que creemos que sabe perfectamente por qué la felicita) ni de manera (pues a la hija no la quedará claro que su madre pretende reivindicar algo con esa contestación). La máxima de relación es discutible, ya que ese “¿Por?” remite a lo que la acaba de decir la interlocutora, pero por otro lado no es la respuesta adecuada ante esa situación. En cuanto a la máxima de cantidad, tampoco se cumple, puesto que su respuesta no está a la altura de lo esperado (que hubiera sido un simple agradecimiento) y a la vez da más información implícita de la que se pedía (al plantear que no ve la razón de esa felicitación). Por tanto, en la comunicación madre-hija fracasa el principio de cooperación del que hablaba Grice. Sin embargo, en prácticas anteriores hemos visto que hay varios casos en que la comunicación tiene éxito a pesar de no cumplir esta teoría y en los que la cooperación funciona si se analiza desde el punto de vista del principio de relevancia. Pero este tampoco es el caso, puesto que, como ya hemos dicho, la hija no comprende esta respuesta de la madre. De todas formas, esto es irrelevante, ya que, como veremos a continuación, lo que pretende esta viñeta no es mostrar una cooperación entre las interlocutoras sino cooperar con el receptor.

Aparte de analizar los actos de habla de ambos enunciados presentes, es indispensable aquí hablar del macroacto de habla de la viñeta en su conjunto. El acto locutivo corresponde a la imagen más el texto, ya que aunque la imagen no sea un elemento lingüístico, es necesaria porque aporta todos los conocimientos que necesitamos para interpretar el diálogo dentro de unos efectos contextuales. El acto ilocutivo es la crítica de una realidad triste con un toque cómico, y el perlocutivo es que el lector piense en esa situación con una mezcla entre humor ante las caricaturas de los personajes y pena ante la verosimilitud de lo que representa. Forges expresa la performatividad de la ilocución de forma no explícita, mediante un acto de habla indirecto (hace que el lector se haga esa misma pregunta, "¿Por?", es decir, ¿qué sentido tienen las fórmulas ritualizadas de cortesía cuando en la realidad hay personas viviendo como esclavas de sus propias vidas?). Esta viñeta, en mi opinión, tiene muchísima fuerza ilocutiva, logra actos perlocutivos de una forma muy eficaz y sin requerir demasiados esfuerzos interpretativos.

Tanto la madre como la hija muestran una buena competencia lingüística, ya que emplean el lenguaje con corrección gramatical (lo cual sirve como reflejo de la buena competencia lingüística de Forges). La competencia pragmática de la hija también es acertada (sabe que lo correcto en esa fecha es felicitar a su madre). Sin embargo, la competencia pragmática de la interlocutora no es la misma, puesto que no sigue con la cortesía ritual social necesaria en ese momento e iniciada por la niña. Forges domina esta competencia, al ser esta viñeta susceptible de ser leída por prácticamente cualquier lector y en casi cualquier situación. La hija vuelve a demostrar una buena competencia tratándose de la comunicativa, porque pretende felicitar y sabe cómo hacerlo, mientras que la madre vuelve a fallar en esto: la hija no entenderá su contestación, luego no ha comunicado lo que pretendía transmitir. Por último, Forges demuestra una vez más su dominio de las competencias, pues al lector le queda muy claro todo lo que ha pretendido comunicar.

En esta viñeta toma un papel especialmente llamativo la cortesía. La hija comienza con una felicitación, acto performativo comportativo según la clasificación que estableció Austin en su estudio Cómo hacer cosas con palabras, acto que, además, es afortunado, puesto que para felicitar a alguien basta con decir ‘Felicidades’ en la fecha oportuna y no se requiere una ritualización específica para ello. Además, una felicitación es un acto de cortesía ritual, y forma parte de lo que Leech categorizó como ‘actos sociables’, es decir, que su objetivo es fomentar la cortesía positiva reforzando la buena relación entre ambos interlocutores. En todo esto, parece que la niña cumple completamente con todas las reglas de cortesía social, pero falla en una de las normas básicas de este aspecto en la que Leech insistía: para fomentar la cortesía, el enunciador debe maximizar su propio coste en aras del beneficio del interlocutor, y esta niña se limita a decir ‘Felicidades’, cuando pronunciar una palabra es algo que no cuesta demasiado y tampoco parece producir buenos efectos en su interlocutora, y no muestra ningún otro tipo de detalle con su madre (como podría haber sido darla un regalo o un dibujo en el que hubiera empleado aunque fuera una mínima cantidad de tiempo).

La intervención de la madre rompe radicalmente con el acto de cortesía ritual iniciado por su hija, ya que en lugar de agradecer (acto performativo comportativo que correspondería con el enunciado anterior), replica con una interrogación que no busca una respuesta (puesto que, por el principio de relevancia suponemos que sabe el día que es y conoce los motivos de su hija para felicitarla, y lo que pretende al preguntarlo no es que la recuerden la fecha sino evidenciar que su vida no es digna de demasiadas felicitaciones). Esta interrogación es, por una parte, retórica (ya que sabe que la hija no la va a responder lo que ella quiere), y por otra parte, le sirve para mostrar reproche (haciendo a los que la rodean responsables, en parte, de su propio fracaso vital). Es, por tanto, una interrogación interaccional que no pide una información sino que está orientada hacia las relaciones sociales, y en este caso, hacia la descortesía, ya que parece como si estuviera atacando implícitamente a la niña solo por el hecho de haberla felicitado.

Al ver la viñeta, al receptor le queda claro que Forges ha querido expresar una idea, y, aunque en principio pase desapercibido, lo cierto es que ha habido un proceso implícito de argumentación. Para Anscombre y Ducrot, argumentar consiste en dar razones a favor de una conclusión. El dibujante no expone sus razones de forma retórica, como tendemos a pensar que se hace en la argumentación, y apenas utiliza el lenguaje, sino que recurre a aspectos visuales en los que el lector pueda ver una fuerza ilocutiva. Utiliza un argumento por ejemplificación, al plantear una situación algo exagerada pero en la que se puede ver identificado un tipo concreto de familias. Esta viñeta, a pesar de su brevedad y su aparente sencillez, se podría emplear para argumentar unas cuantas  ideas de denuncia social: la paradoja de las fórmulas de cortesía en ciertas situaciones, el hecho de que hay personas que viven como esclavas de sus familias, el machismo que sigue habiendo a la hora de repartir las tareas del hogar, el desempleo, o incluso se puede ver en ella una defensa al aborto o al uso de preservativos debido a la carga que suponen los hijos a la mujer que se representa.

Para terminar con este análisis, considero importante tener en cuenta el ámbito paratextual en que se produce la viñeta: sabemos que el enunciador es Forges, conocido por emplear el humor y la caricatura de personajes tipificados como medio para hacer una crítica social; y del enunciatario no tenemos datos concretos, sino que esta viñeta puede ser recibida por cualquier persona que no sea ajena a nuestro entorno cultural y vea una identificación entre lo representado y la realidad. Por lo tanto, corresponde a cada una de las personas que se encuentren ante esta viñeta decidir si el enunciador ha acertado en su intento de comunicar lo que pretende y si lo ha conseguido de una manera eficaz. En mi caso, personalmente opino que este autor escoge muy bien las situaciones planteadas para que puedan ser comprendidas prácticamente por cualquier receptor, además de que utiliza los dibujos con bastante comicidad y expresividad. Por lo tanto, creo que sabe perfectamente cómo conectar con su enunciatario y consigue tener un alto grado de relevancia para él.



b) Viñeta analizada por M. Dubarry



Traducción de las frases:

Luigi: ‹‹¿No estás bien, tío?››
Mario: ‹‹No, ¡debemos una vez más salvar a la princesa!››

Luigi: ‹‹¡¿Todavía?! ¡Pero es la tercera vez este mes!››
Mario: ‹‹No entiendo como se puede hacerse secuestrar tan fácilmente…››

Bowser: ‹‹¿Cree aún en esa historia de secuestro?››
Peach: ‹‹Sí… qué cabrón››

Esa viñeta remite al juego mundialmente conocido Súper Mario, en que un fontanero italiano (creado por japoneses) debe salvar una princesa secuestrada por una especie de tortuga gigante prehistórica, y eso con la ayuda de su hermano Luigi. A primera vista la relevancia de la cuestión es muy obvia, pero en el mundo de los videojuegos todo está permitido, incluso imaginar un personaje que crece gracias a champiñones y que viaja gracias a túneles de evacuación…

El principio es el mismo en cada nuevo juego: Peach (la Princesa) está secuestrada por Bowser (la tortuga gigante de la prehistoria), y deben salvarla Mario (el pequeño) y Luigi (el grande).

Vamos a estudiar cada frase de manera individual e intentar analizarlas.

Luigi: ‹‹¿No estás bien, tío?››

Luigi pregunta eso a su hermano Mario porque aquel tiene una muy mala cara, parece muy enfadado, y además está fumando (cosa impensable en los videojuegos), lo que muestra su lado rebelde y colérico. Esa pregunta tiene que ver con la deixis social gracias a la palabra “tío” que demuestra una relación especial entre los dos protagonistas. Es una interrogación transaccional, Luigi quiere obtener una información sobre el estado mental y/o físico de Mario.

Mario: ‹‹No, ¡debemos una vez más salvar a la princesa!››

Mario coopera totalmente con Luigi diciéndole porque no está bien: una vez más “alguien” ha secuestrado la princesa y deben ir a salvarla.

Al nivel de las máximas de Grice, Mario respeta la de cantidad porque dice exactamente la información necesaria, la de cualidad porque su respuesta es verdadera, la de relación porque su enunciado es relevante y la de manera porque es claro y no hay ambigüedad en lo que dice.

Presuponemos que no es la primera vez que Mario salva a la princesa, y por supuesto que fue secuestrada (“una vez más”) y la implicatura es que Mario es el único que puede salvar a la princesa, o al menos que es su papel o su trabajo.

Según la teoría de Brown y Levinson, la cortesía de Mario es abierta y directa, le dice que debe salvar a la princesa. Además incluye a su hermano en la operación con el “debemos”. Es muy descortés porque es una invasión en el campo de Luigi, ese “debemos” suena como un orden, pero podemos considerar como neutro porque los dos protagonistas, como son hermanos, tienen un alto grado de familiaridad. Así podemos suponer que el mal humor de Mario no afecta para nada a Luigi porque son hermanos.

Luigi: ‹‹¿¡Todavía!? ¡Pero es la tercera vez este mes!››

Vemos la confirmación de la presuposición de la frase anterior, no es la primera vez que van a salvar a la princesa porque este mes es la tercera vez. La utilización de signos de exclamación además de los signos de interrogación en el “¿¡Todavia?!” de Luigi muestran la desesperación del personaje. Aunque es una interrogación, Luigi no quiere de verdad una respuesta por parte de Mario, es solo para mostrar que está harto de salvar a Peach. Para subrayar ese “todavía” desesperado, precisa que es la tercera vez en un mes. Luigi colabora totalmente con su interlocutor, deja muy claro su sentido cuando se queja del hecho de que esa princesa desaparece mucho.

Mario: ‹‹No entiendo cómo se puede hacerse secuestrar tan fácilmente…››.

Mario está resignado a salvar la princesa aunque parece costarle mucho. Con esa frase podemos entender que no es la culpa de la princesa sino de una persona que la ha secuestrado, y podemos entenderlo porque aunque es la tercera vez ese mes, Mario y Luigi van a salvarla.

Es una pregunta indirecta, Mario no quiere une respuesta, es solo una manera de mostrar su descontento frente a esta situación.

Bowser: ‹‹¿Cree aún en esa historia de secuestro?››

Cambiamos de cuadro y de personajes, y vemos a un hombre y una mujer en la cama. Presuponemos que la mujer es Peach, la princesa, porque tiene cerca de ella una corona. Ella está fumando, están desnudos en la cama con solo una sábana. Cerca de la cama vemos un traje que parece ser el de Bowser, el enemigo de Mario que secuestra siempre a Peach.  La implicatura es que han tenido justo una relación sexual y que el hombre en la cama es Bowser, que al final no es una especie de tortuga prehistórica sino un hombre que se disfraza.

La pregunta de Bowser  es una interrogación “normal”, pide a Peach su pensamiento a propósito de esa historia de secuestro. Quiere saber simplemente si piensa Peach que Mario crea todavía en la historia del secuestro para esconder su historia de “amor”, y la respuesta atendida es un “si” o un “no”.

Peach: ‹‹Sí… que cabrón››.


Peach ha colaborado muy bien, ha dado una respuesta clara: “sí” a la pregunta de Bowser, diciendo con este “sí” que Mario sigue creyendo en la historia de secuestro que han inventado Peach y Bowser para esconderse. Pero al nivel de las máximas de Grice no cumple todo, en particular la máxima de cantidad, porque añade el “que cabrón” que es una información inútil para contestar a Bowser, aunque es una información relevante, si Mario cree todavía en la historia del secuestro es de verdad un cabrón y un idiota, y por eso cumple la máxima de relación. Su contribución es verdadera y clara, así cumple las dos últimas máximas de cualidad y de manera.

Luego el “que cabrón” tiene que ver con la descortesía verbal porque es un insulto directo a Mario (aunque este no lo sabe). Es un ataque a la capacidad mental del fontanero italiano.




c) Viñeta analizada por V. M. Bárcena






En la siguiente imagen vemos cómo un niño hace una pregunta a su padre en teoría “inocente”, connotación que lleva implícita el hecho de que sea un niño quien la formule, pues se supone que los niños tienen menos capacidad que los adultos a la hora de comprender toda la relevancia, implicaturas y presuposiciones que encierran los enunciados. Sin embargo, quien está detrás de esta pregunta, el autor Mortiner, pretende que reflexionemos sobre lo que está diciendo y busquemos nuestras propias conclusiones... que están encaminadas a ser las mismas que tiene él.



Pero, vayamos analizándola poco a poco, en un resumen de lo que hemos visto a lo largo del curso y como repaso de la introducción de esta práctica.

La suma de las competencias pragmática, lingüística y sociolingüística desembocan en los tres siguientes niveles de significación:

Lingüístico: Ambos interlocutores, tanto dentro de la viñeta (padre-hijo) como fuera (dibujante-lectores) entenderán este significado siempre y cuando entiendan el idioma y sus usos.

Referencial: Los participantes de este acto comunicativo han de entender a qué se refiere el emisor cuando habla de “estos sacrificios”, como los recortes en sanidad, educación, etc.; de a qué sistema se refiere cuando dice “el sistema”, y de qué habla cuando dice “esta situación”; para comprender el alcance del enunciado.

Intencional: Si los dos niveles están superados, sólo queda preguntarse porqué el emisor nos ha enviado tal mensaje y a dónde quiere llegar con ello. Está claro que, como hemos señalado antes, no es una pregunta “ocasional, improvisada e inocente” de un crío, sino una reflexión que pone en duda que todos estos cambios para mejorar la economía española un buen resultado.

En el nivel referencial, hemos señalado el papel de la deixis y las interrogaciones. Las dexis que hemos señalado (estos sacrificios, el sistema, esta situación) responden a la categoría de la expresión deíctica am phantasma, ya que aunque están presentes en la conversación no pueden referirse a ella con gestos, aunque, dentro del lenguaje escrito, se aprovecha el recurso del entrecomillado para dar mayor énfasis al meollo del asunto. Estamos hablando, pues, de un tipo de deixis nocional.

De mano de la deixis, tenemos el tema de las interrogaciones, y, en este caso, estamos ante una interrogación retórica, dentro de la categoría de las interrogaciones marcadas, pues el emisor no sólo no nos muestra su neutralidad, sino que deja patente la opinión que tiene ante el hecho que señala (que el sistema que nos ha llevado a tal situación es el que intentamos salvar). Cuando añade el “Pregunto, ¿eh?” está sirviéndose del sarcasmo para subrayar más su intención de que, realmente, no tiene ningún interés en conocer la respuesta. El enunciado, a pesar de su formulación en interrogación, es constativo, ya que en realidad se puede entender como una afirmación.

Volviendo a los niveles de signficado, nos detenemos en la aportación de Austin sobre los actos de habla y, mientras equivalemos el nivel lingüístico con el acto de habla locutivo; el nivel intencional está marcado por el acto ilocutivo, pues hace referencia a la intención del hablante al pronunciar el enunciado. En cambio, el acto de habla perlocutivo pretende ir más allá, hasta la reacción que provoca en el interlocutor que, sin embargo, también hemos señalado ya. Para que se dé el acto perlocutivo que el emisor buscaba por medio de su acto ilocutivo, se aprovecha de unas presuposiciones como que existe un “sistema”, que estamos haciendo “sacrificios”, que estamos ante una “situación” ante la que antes no nos encontrábamos pues “nos ha llevado” a ella, y que quiere seguir “funcionando”. Además, agrega una última presuposición más, con el “Pregunto, ¿eh?” final, que es que puede hacer preguntas a su padre. La implicatura a la que lleva es que el padre está capacitado para contestar algo así, pero que, gracias al dibujo del gesto del padre, suponemos que no puede ser así, y que no hay respuesta alguna a eso, pues, al fin y al cabo, es una pregunta retórica. El resto de las implicaturas parten de las presuposiciones que hemos tomado antes, y son que el “sistema” no sólo no funciona bien, pues si funcionara correctamente debería haber evitado la situación, sino que, además, en lugar de tratar de sustituirlo por algo mejor, tomamos una serie de medidas que en lugar de solucionarlo, nos devuelven a una realidad anterior que desembocará, tarde o temprano, en la situación actual.

Para que este acto comunicativo tenga éxito, y todas las presuposiciones e implicaturas se den, ha de haber un acto comunicativo satisfactorio o, dicho en palabras de Grice, el mensaje tiene que guardar sus cuatro máximas. Cumple la máxima de cantidad, pues da la información justa, sin añadir las conclusiones con las que quiere que nosotros completemos la pregunta, ni se queda corto a la hora de dar los argumentos. La máxima de calidad también la cumple porque lo que está diciendo es cierto, y se puede catalogar de esta manera al ser un enunciado constativo. Las máximas de manera y de relación también se cumplen, ya que tiene relevancia y mostrarlo a través de la conversación “inocente” entre un niño, con preguntas sobre el mundo que no entiende, y su padre es una forma idónea de presentar ese enunciado.

En cuanto a la cantidad de relevancia del enunciado, depende mucho del saber enciclopédico con el que cada lector se enfrenta a la viñeta. Si saben qué es lo que está pasando en el contexto, no sólo económico sino también social e histórico, de España, en conexión con el resto del mundo, la relevancia que tiene este enunciado será inmediatamente accesible y no habrá necesidad de ser procesada. Si no fuera así, sería información nueva que debe ser conectada con el resto de cosas que tenga relación; pero también podría darse el tercer tipo en el caso de que el interlocutor se negara a ver la realidad que le rodea o no supiera asimilarla correctamente. La importancia de los efectos contextuales que pueda generar este texto radica en lo que esperan encontrar los receptores en este mensaje. Si están, más o menos, de acuerdo con lo que dice el dibujante, tomarán como relevante ese imput, por lo que el coste de asimilación será menor y el beneficio mayor; todo lo contrario que si el que lo lee está de acuerdo con los cambios que se están llevando a cabo y le parece buena idea el sistema que tenemos, que para llegar a comprender el valor del enunciado el coste será mayor y el beneficio menor, porque no espera que dicho imput tenga relevancia alguna.

Por último, queda señalar el tratamiento de la cortesía en esta viñeta. En este caso se dan dos contextos distintos dentro de un mismo acto comunicativo, y en cada uno se trata de manera diferente la cortesía. Mientras que en el primero (padre-hijo), el equilibrio entre ellos no existe, debido a la implicatura que señalábamos antes de que el peso del diálogo está en el padre y de que las dudas del hijo las puede solucionar él. Sin embargo, el hijo impone, en cierta manera, su opinión con su padre, aunque lo rebaja el tono con el “Pregunto, ¿eh?”; el hecho de que el conocimiento sea el mismo pero que el padre no haya caído en ello hasta ahora, lo incomoda; y no sólo no refuerzan los lazos fraternales, sino que el padre queda en evidencia ante su hijo y ante sí mismo. La otra cara de la moneda nos enseña el diálogo entre el dibujante y nosotros, los lectores. En este caso, el contexto que conocemos es el mismo, o al menos así se presupone, lo que no incomoda a ninguno de los dos; el dibujante sí impone su modo de pensar a los locutores pero, suaviza este efecto presentándonoslo indirectamente a través de la viñeta; y, en este caso, sí refuerza los lazos de camaradería, pues deja implícito le hecho de sentirnos comprendidos por ser todos como el niño, que tiene una duda existencial de algo que no consigue entender y que nadie consigue explicarle bien, porque, en el fondo, no tiene ningún sentido.



3. Conclusiones (M. Dubarry y L. G. de la Fuente)



Para terminar, esa última práctica nos ha permitido ver de nuevo todas las nociones de Pragmática estudiadas durante ese cuatrimestre a través de ejemplos que hemos elegido nosotras completamente. Nos ha permitido repasar tanto las nociones más recientes en nuestra memoria (como el principio de relevancia y la (des)cortesía verbal), como las nociones anteriores que vimos al principio del curso (como las teorías de los actos de habla, las máximas de Grice o la deixis). 

Además hemos visto, una vez más, que cada enunciado, por muy breve que sea, se puede estudiar desde varios puntos de vista de la pragmática, que es algo que nos rodea totalmente y que, aunque no nos parásemos a analizarla antes de estudiarla en clase, entendíamos de manera más inconsciente.

Aplicar todas esas teorías en una sola viñeta en lugar de cada una en un material específico (como la cortesía verbal en un discurso político, las máximas de Grice en titulares de prensa, etc.) nos ha permitido ver la fuerza expresiva que tienen las imágenes en la comunicación, ya que ayudan a establecer los efectos contextuales con una rapidez y precisión que sería más difícil transmitir mediante los elementos lingüísticos, con lo que reafirmamos que la Pragmática tiene en cuenta mucho más que lo que se explicita verbalmente. El hecho de hacer un análisis global, por otra parte, también nos ha servido para comprobar lo que puede ser el examen de Pragmática en concreto y nos ha ayudado a prepararnos mejor de cara a él.

Y para concluir con una opinión global sobre las prácticas llevadas a cabo a lo largo del curso, todas nosotras estamos de acuerdo en que la Pragmática es una de las ramas de la Lingüística más aplicables a la vida cotidiana y más interesantes de estudiar debido a su utilidad y a los numerosos casos y ejemplos en los que se pueden corroborar o discutir las teorías estudiadas.

4. Bibliografía

- Apuntes de clase.
- AUSTIN, John L.: Cómo hacer cosas con palabras (1962).
- ARDILLA, J. A. G. Confianza y norma social en la cortesía lingüística, Universidad de Edimburgo [http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/6072/1/ELUA_20_01.pdf]
-Blog académico: Cortesía Lingüística y Teoría de la Imagen
  [http://fono2010.bligoo.cl/content/view/825762/Cortesia-Linguistica-y-Teoria-de-la-imagen-social.html]
- BOURDIEU, Pierre : Ce que parler veut dire : l'économie des échanges linguistiques Paris, Fayard, 1982.
- ESCANDELL, Victoria. “Los enunciados interrogativos: aspectos semánticos y pragmáticos”, en Gramática descriptiva de la lengua española (Espasa Calpe, Madrid, 2000), coordinada por Ignacio Bosque y Violeta Demonte.
- ESCANDELL, Victoria. Introducción a la pragmática (Ariel, Barcelona, 2006).
- ESCANDELL, Victoria. “Aportaciones de la Pragmática”, en Enseñar español como segunda lengua o lengua extranjera. Vademécum para la formación de profesores, J. Sánchez Lobato e I. Santos Gargallo.
- Instituto Cervantes 
[http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/cortesia.htm]
- HONRUBIA, José Luis. La deixis.
- SEARLE, John R.: ¿Qué es un acto de habla?, Teorema (Cuadernos Teorema, 15), Valencia, 1977.
- SEARLE, John R., John R.: Actos de habla. Ensayo de filosofía del lenguaje, Madrid, Cátedra, Madrid, 1986, 2.ª ed.
- VAN DIJK, Teun A.: Estructuras y funciones del discurso. Una introducción interdisciplinaria a la lingüística del texto y a los estudios del discurso, México Siglo XXI, México, 1988, 5.ª ed.
- YUS RAMOS, Francisco, Cooperación y relevancia. Dos aproximaciones pragmáticas a la interpretación, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2003, pp 78-136.
- WILSON, Deirdre y Dan SPERBER: “La teoría de la relevancia”, Revista de Investigación Lingüística, VII (2004), 237-286.


sábado, 19 de mayo de 2012

Quinta práctica. Análisis de la (des)cortesía verbal en un discurso político

1.                Introducción (V. M. Bárcena)

Según la lingüística “se entiende por cortesía el conjunto de estrategias conversacionales destinadas a evitar o mitigar las tensiones que aparecen cuando el hablante se enfrenta a un conflicto creado entre sus objetivos y los del destinatario”.

En contrapartida con las máximas de Grice, donde lo prioridad radicaba en la transmisión segura de información, en este caso, lo que se intenta es mantener las buenas relaciones  entre los interlocutores. Teniendo en cuenta que mantienen objetivos diferentes, supondremos que, además, también cambiarán sus máximas y principios.

R. Lakoff fue el primero en establecer unas normas de cortesía, en 1973. Eran dos: a)sea claro y b)sea cortés. La primera de ellas, englobaba la visión de Grice, mientras que la segunda ampliaba los factores relevantes dentro de la comunicación. Dentro de esta última, añadía una serie de submáximas para comprender mejor la labor de la cortesía dentro del proceso comunicativo. Así, los mandamientos que exigía Lakoff dentro de la máxima de la cortesía indicaban al interlocutor que no debía imponerse, independientemente de las diferencias sociales entre los hablantes; había de proporcionar opciones, para hacer sentir cómodo a su interlocutor en caso de falta de apoyo del contexto; y que reforzase los lazos de camaradería, ahondando así en la imagen positiva de los demás.

Desde otro punto de vista, tenemos a G. Leech (1983), que siguió la directriz marcada por Grice para exponer la importancia de la cortesía, dentro del marco de las máximas  griceanas. “Según Leech, la cortesía lingüística es un principio regulador de la conducta verbal que se sitúa a medio camino entre la distancia social y la intención del emisor; persigue el equilibrio social entre los interlocutores, a pesar de que la intención comunicativa del emisor suponga una molestia para el destinatario.” En otras palabras, los objetivos que marcaba Leech se centraban en mantener el equilibrio, ya fuera tratando de reestablecerlo en caso de pérdida o mejorando la relación entre los interlocutores a partir de él. A partir de aquí, Leech establece un cuadro el que se presentan, relacionados de manera inversamente proporcional, el coste que supone para el interlocutor determinada acción y la cortesía que le es trasmitida en relación con el beneficio que saque de ello. Es decir, cuánto mayor sea el coste del destinatario, menor será su beneficio obtenido, y menor será la cortesía que le haya dedicado su interlocutor.

Imaginemos que alguien nos invita a tomar una cerveza. Nosotros, encantados. El coste que nos supone es mínimo, al contrario que el grado del beneficio, por lo tanto, la cortesía con la que se establece la comunicación es alta, ya que, además, cumple las tres submáximas de Lakoff, pues nos invita y deja la posibilidad de que aceptemos o no, nos abre opciones, si queremos o no, o si tomaremos otra cosa, y refuerza los lazos de camaradería existentes con esa persona, o trata de establecerlos en casa de ausencia. Si, en cambio, estamos en una reunión de alcohólicos anónimos, el coste es enorme, y nuestro beneficio nulo, lo que deja al interlocutor en una situación de enorme descortesía para con los demás.

De acuerdo con esto, Leech establece las intenciones comunicativas según varias categorías generales.

1)       Acciones verbales que apoyan la cortesía,  como un cumplido, un agradecimiento o una felicitación

2)       Acciones prácticamente indiferentes a la cortesía.

3)       Acciones que entran en conflicto con la cortesía, como una petición o una queja.

4)       Acciones dirigidas frontalmente contra el mantenimiento de la  relación entre los interlocutores, por ejemplo, un reproche, un insulto o una burla.

Además, también establece una serie de máximas, con sus objetivos correspondientes con respecto a nuestro interlocutor:

1)       Máxima de tacto, que minimiza el coste y maximiza el beneficio.

2)       Máxima de generosidad, que minimiza tu propio beneficio y maximiza el beneficio del interlocutor.

3)       Máxima de aprobación, que minimiza las criticas hacia el otro y maximiza las alabanzas

4)       Máxima de acuerdo, que minimiza el desacuerdo con el otro y maximiza el acuerdo

5)       Máxima de simpatía, que minimiza la antipatía y maximiza la simpatía.

Por otro lado, también tenemos la teoría de P. Brown y S. Levinson (1987), cuyo modelo trataba de “completar el de Grice con la consideración de la faceta interpersonal”, partiendo de las teorías de Goffman, quien habló de la “imagen pública” o face.

Según estos autores, al proceso comunicativo que describía Grice con sus máximas, hemos de añadirle la preocupación humana para racionalizar y, así, poder definir con precisión conceptos que serán relevantes a la hora de cumplir con la máxima de calidad proporcionando un apoyo en el principio de cooperación. Además, también está el hecho de que a los seres humanos nos guste mantener cierta imagen sobre nosotros, herencia biológica del reino animal.

“Brown y Levinson consideran que toda persona  tiene una imagen positiva (la necesidad de ser apreciado) y una imagen negativa (la necesidad de no  ser molestado). “ Según estos autores, la imagen es importante porque es “la proyección social que hacemos de nosotros mismo y que ponemos en juego en las interacciones verbales”. Hay que señalar, a raíz de eso, que muchas veces, sin proponerlo, nos encontramos ante discursos “difíciles” en los que es fácil caer en la descortesía, y tenemos que recurrir a estrategias comunicativas, que analizaremos más adelante, para recuperar y mantener ese equilibrio del que hablaba Leech.

Sin embargo, y a partir de los trabajos de Ardilla sobre la Confianza y norma social en la cortesía lingüística, en la que compara el campo de la cortesía, en concreto de la confianza, de España en comparación con la de las tierras británicas y las escandinavas, podemos ahondar más en este concepto de “imagen” o “face”:

[Face is] The positive social value a person effectively claims for himself by the line others assume he has taken during a particular contact. Face is an image of self  -delineated in terms of approved social tributes –albeit an image that others may share, as when a person makes a good showing for his profession or religion my making a good showing for himself.

Según Brown y Levison, face es “something that is emotionally invested, and that can be lost, maintained or enhanced, and must be constanly attended to in interaction”.

Es una imagen que depende de la sociedad, de lo que los demás ven de nosotros a través de ella. No es la imagen que nosotros queremos proyectar, sino la que se percibe. Gracias a este trabajo, sabemos que en español, hay una pareja de conceptos que describe ajustadamente esa diferencia: honor y honra. Según Ardilla, el honor se posee de facto mientras que la honra se adquiere de lure, al  ser ésta la imagen que la sociedad quiere tener del individuo. Es a ella a la que atacan o de la que son indiferentes: la honra española es el face inglés.

Es importante señalar, en el tema de las estrategias o fórmulas corteses que sirven para tratar con el equilibrio de un proceso comunicativo, la ausencia que detectó Bravo dentro del marco socio pragmático español, en el que la confianza promueve la desaparición de estas fórmulas en virtud de un camaradería que han ido criticando autores renombres como

Según Hernández Florez, describe la confianza en cuestión de cuatro premisas

1)       tener la confianza del interlocutor significa disfrutar de una relación cercana y afectiva con él

2)       valerse de la confianza implica hablar con franqueza y sin reservas

3)       ser una persona de confianza exige ser percibido por el interlocutor como un amigo, casi como un familiar

4)       actuar asistido por la  confianza permite expresarse libremente, sin temor a ofender al interlocutor y a sabiendas de que nuestros actos serán interpretados con naturalidad.

Nos ha parecido reseñable, señalar este concepto a raíz de lo que vamos a exponer a  continuación, que es la importancia del contexto, ya que, como acabamos de ver, en contextos donde la cortesía se rige por una gran influencia de la confianza, es más que probable que las fórmulas y estrategias comunicativas cuyo objetivo es el equilibrio cortés entre los interlocutores no sólo no sean los mismos, sino que, además, funcionen de manera dispar.

El contexto es uno de los tres elementos básicos del acto comunicativo, que será cortés o descortés (el acto) en función de varios factores, como lo son los elementos lingüísticos utilizados, el cotexto, el tipo de discurso y el contexto social. Los dos primeros se estudian dentro del ámbito lingüístico, mientras que los dos últimos pertenecen más al sociocultural.

En el primer caso, tenemos que tanto para que el emisor como el receptor cuiden su propia imagen, y traten bien la de su interlocutor, necesitan de medios lingüísticos con los que no faltar a la cortesía. Estos medios son la atenuación, la enfatización e intensificadores, las fórmulas indirectas y las formas de tratamiento.

Volviendo al caso de la cerveza que hemos expuesto momentos antes, vamos a tratar de aplicar los medios lingüísticos que acabamos de citar a nuestro caso.

A1: Otro día te invito yo

A2: Te debo una, gracias.

A3: Vaya, si lo llego a saber, traía más dinero.

A4: Venga, hoy invitas tú.

En el caso A1, al prometer que vamos a hacer lo mismo en otra ocasión, nuestro interlocutor no se siente violento y tiene la sensación de que, está invirtiendo en una situación en que el coste le resultará devuelto en cierto beneficio. En el segundo caso, por ejemplo, nuestro interlocutor es consciente de que le debemos algo, pero recordarle eso a alguien no suele resultar muy políticamente correcto, por lo que es mejor, siempre, que el que debe algo deje constancia de que lo sabe y es así, equiparando al mismo nivel a los dos interlocutores. En el tercero, con esta indirecta, dejamos patente que “de haberlo sabido, hubiéramos pagado nosotros nuestra cerveza”, pero que como no lo sabíamos... Dejamos caer la posibilidad de que el otro nos invite o que no lo haga, sin imponerle nada. Y en el último caso, sólo podemos comprender que este diálogo se haga dentro del marco de la cortesía si la forma de tratamiento “tú” se hace entre colegas o amigos.

El tratamiento de “tú” y “usted” del español es, sin duda, uno de los temas más extensos que abordar en cuanto a las formas de tratamiento que han ido cambiando con el paso del tiempo, y el ejemplo más claro a la hora de ver la importancia de los contextos. Así, sabemos que dos personas que se tratan de tú en el 2012 no han de ser tan cercanas como podrían ser las de dos personas del siglo XIX.

 “Todo esto lo advirtió hace varias décadas Dámaso Alonso, quien opinaba que el uso excesivo del tú (en lugar del usted), por mor de lo que después se ha denominado confianza, ha derivado en una suerte de afasia semántica, donde el tuteo ha perdido su valor anterior de verdadera confianza: “¡Qué saber era el usted, qué sincero, cuántos matices permitía! La amistad, el tú, se ganaban, se construían lentamente. El tú era entonces un verdadero tú” (1962. 266), lamentaba Alonso”

Además de estos medios lingüísticos, también hemos de señalar las estrategias de cortesía, tanto de manera ritual como estratégica, valga la redundancia.

a)       Cortesía ritual:

·         Saludos, despedidas y presentaciones

·         Cumplidos, elogios y piropos

·         Relaciones sociales afectivas

b)       Cortesía estratégica

·         Pedir información, preguntar

·         Dar información, responder

·         Expresión de la opinión y la valoración

·         La invasión del campo del otro, ya sea con peticiones, mandatos, consejos o interrumpiendo.

Es necesario, como último apunte, señalar que si bien hay ciertas normas no escritas (aunque también es cierto que existen manuales de tratamiento, como lo que una compañía da a sus empleados, o los libros que se editaban antiguamente sobre las buenas maneras y la actitud en sociedad), existe el hecho de que cuando nos sobrepasamos en cortesía, rozamos la descortesía. Para iluminar este hecho, volvemos al trabajo de Ardilla, pues la relación entre cortesía-descortesía, se da también en la dicotomía entre confianza y desconfianza, y en este caso señalaba el estudioso la condena que el autor Pérez Reverte daba a la confianza en un artículo del 2003, denominando a la confianza de Hernández Flores, naturalidad: “Lo malo es cuando todo se vuelve tan natural y público que perdemos la vergüenza. [...] En un país donde el dinero negro se mueve con naturalidad impúdica, desde la princesa altiva a la pesca en ruin barca, desde el fontanero que pregunta si lo quieres con o sin factura hasta el que te vende el coche y la casa, ocho de cada diez fulanos apuntan una sugerencia más o menos explícita. [...] Y eso fue lo que más me fastidió: el compadreo.” Y es que, en determinados contextos, sobre todo aquellos no informales, donde, aunque haya una confianza que no sea la misma que con la que trabaja Ardilla (proviene del término sociopragmático forjado por Bravo para denominar a la confianza dentro del ámbito español, y que Ardilla considera que su aplicación “al estudio de la cortesía del español peninsular resulta improcedente dada la realidad social española, según ha sido comentada por intelectuales y filósofos”), los medios lingüísticos para tratar con nuestros interlocutores no pueden ser tratados con el mismo rasero porque no son los únicos factores que intervienen a la hora de determinar si un diálogo está cumpliendo las leyes de la cortesía o no.

En virtud de lo que hemos explicado arriba, vamos a analizar a continuación un discurso para poner en relieve la cortesía que se trata en él. Para ello, es necesario explicar un poco, de manera general, el contexto en el que se proclama este discurso.

El 7 de mayo de 2012, las elecciones de Francia daban como presidente al socialista François Hollande frente a SarKozy. Hacía 31 años que no llegaba al poder un socialista, y éste es sólo el segundo en la historia de la V República. Analizaremos, pues, este discurso, con el que Sarkozy se despedía de la presidencia, agradecía el apoyo de los suyos, y pedía respeto para Hollande, a pesar de que ya había hablado antes sobre qué le parecía su victoria: “Un incompetente al frente del Gobierno. Es el fin de Francia. Me veo como España”.

Sin embargo, en ámbitos políticos, en plena Era de la Información, es necesario que un político sepa cómo “quedar bien” de cara  a los demás, ya que representa una institución y una idea, más allá de la suya propia. Como ya lo hizo el rey Juan Carlos cuando se le descubrió, hace poco, cazando un elefante cuando hacía poco había declarado que le quitaba el sueño el alto número de paro de la juventud española, una persona pública tiene que ser lo suficientemente inteligente, o estar bien aconsejado, para ser capaz de mantener el equilibrio social entre su público y ella apostando por unas estrategias comunicativas, entre ellas la cortesía.




2. Desarrollo de la práctica

Como ya hemos indicado, para esta práctica hemos escogido el discurso que pronunció Nicolas Sarkozy (06/05/2012) tras reconocer su derrota en las pasadas elecciones. Antes de empezar a analizar el uso de la cortesía en él, queremos comentar que este parlamento estuvo dirigido a los seguidores de su partido, quienes le interrumpían constantemente con alabanzas hacia él o bien abucheaban cada vez que pedía respeto para el nuevo presidente. Estos elementos, aunque no nos detengamos a comentarlos más adelante, también forman parte de la cortesía en su discurso, puesto que gracias a ellos Sarkozy consiguió dar una imagen positiva de sí mismo, al mostrarse respetuoso con su oponente a pesar de que eso supusiera ser criticado por sus seguidores.

A continuación presentamos el vídeo del discurso y el texto completo, en su versión original y en español, trascrito y traducido por Marion Dubarry.






Discours Nicolas Sarkozy (6 Mai 2012)

Le peuple Français a fait son choix. Je vous demande d’écouter ce que j’ai à vous dire, j’y ai beaucoup réfléchi, et nous parlons de la France. La France a un nouveau président de la République : c’est un choix démocratique et républicain. François Hollande est le président de la France et doit être respecté, j’ai beaucoup souffert que l’institution que je représentais n’ai pas été respectée, ne donnons le mauvais exemple. Nous aimons la France. Je ne serais jamais comme ceux qui m’ont combattu : nous aimons notre pays. Je viens de l’avoir au téléphone, et je veux lui souhaiter bonne chance au milieu des épreuves. Ça sera difficile, mais je souhaite de tout cœur que la France, qui est notre pays, qui nous rassemble, réussisse à traverser les épreuves, car il y a quelque chose de beaucoup plus grand que nous : c’est notre Pays, c’est notre Patrie, c’est la France. Nous devons ce soir penser exclusivement à la grandeur de la France et au bonheur des français, c’est notre mission, c’est notre rôle, c’est notre idéal. Je veux remercier tous les français pour l’honneur qu’ils m’ont fait de m’avoir choisi pour présider notre pays pendant 5 ans. Jamais je n’oublierai cet honneur et dans la vie d’un homme – c’est à moi de dire merci – présider aux destinées de la France, c’est quelque chose que je ne pourrais jamais oublier, c’est un honneur immense.  J’ai consacré toute mon énergie, de la 1° à la dernière seconde, j’ai essayé de faire de mon mieux pour protéger les français des crises sans précédents qui pendant ces 5 années ont ébranlées le monde, et pour que la France en sorte plus forte. J’en ressors mes chers compatriotes avec un amour de la France plus grand encore, avec un attachement pour le peuple français plus fort encore. J’en ressors avec plus d’admiration encore pour ce que les français sont capables d’accomplir dans les situations les plus difficiles.

Je veux remercier les millions de français qui ont voté pour moi. J’ai tout fait pour faire gagner les idées qui nous rassemblent. Je n’ai pas ménagé ma peine, je me suis engagé totalement, pleinement. Mais je n’ai pas réussi à convaincre une majorité de français. Vous m’avez aidé de manière extraordinaire. Vous m’avez soutenu, ensemble nous avons fait une campagne inoubliable contre toutes les forces, et Dieu sait qu’elles étaient nombreuses coalisées contre nous. Mais je n’ai pas réussi à faire gagner les valeurs que j’ai défendues avec vous et auxquelles je suis profondément attaché. Je porte toute la responsabilité de cette défaite, je vais vous dire pourquoi : je me suis battu sur la valeur de responsabilité, et je ne suis pas un homme qui n’assume pas ses responsabilités. Je suis le président, j’étais le chef, et quand il y a une défaite, c’est le n°1 qui en porte la 1° responsabilité. Il me faut en tirer toutes les conséquences. Je vous demande de m’écouter parce que rien de ce que j’ai dit dans cette campagne n’était factice, quand j’ai parlé de vous, quand j’ai parlé de la France, et quand à de très brèves occasions j’ai parlé de moi. Je vais vous dire des choses du fond de mon cœur, je veux que vous puissiez y réfléchir et comprendre que quand on défend des valeurs, la seule façon d’être crédible c’est de les vivre. Et je le dis notamment aux plus jeunes qui sont ici. Il y a trop de discours avec des mots qui sont prononcés et qui ne veulent rien dire, parce que ceux qui les prononcent vivent le contraire de ce qu’ils disent. Laissez-moi cette liberté, vraiment, de vivre en accord avec ce que je pense. Et laissez-moi cette preuve d’amour pour la France, jusqu’au bout, de lui dire ma part de vérité.

Une autre époque s’ouvre, dans cette nouvelle époque je resterai l’un des votre. Je partage vos idées, je partage vos convictions, votre idéal c’est l’idéal de toute ma vie, et vous pourrez compter sur moi pour les défendre ses idées et ses convictions, mais ma place ne pourra plus être la même. Après 35 ans de mandats politiques, après 10 ans, -ça fait 10 ans- que chaque seconde je vis pour les responsabilités gouvernementales au plus haut niveau, depuis 10 ans. Après 5 ans à la tête de l’Etat, mon engagement dans la vie de mon pays sera désormais différent, mais les épreuves, les joies et les peines ont tissés entre nous des liens que le temps ne distendra jamais. Et au moment où je m’apprête à redevenir un français parmi les français, plus que jamais j’ai l’amour de notre pays inscrit au plus profond de mon cœur, et je vais vous dire une chose, que je vous demande de retenir et de bien comprendre, jamais mes chers compatriotes, je ne pourrais vous rendre tout ce que vous m’avez donné, vous m’avez tellement donné … Pensez à la France, pensez aux français, pensez à son unité, et je vais vous dire une chose du fond de mon cœur : j’ai été bouleversé par ses foules, par ses réunions, par tous ces français qui étaient à mes côtés, je veux vraiment vous dire que vous ne pouviez pas me faire un plus beau cadeau, que vous ne pouviez pas donner une plus belle image de la France. Alors ce soir donnons la meilleure image de la France, d’une France rayonnante, d’une France qui n’a pas la haine au cœur, d’une France démocratique, d’une France joyeuse, d’une France qui ne baisse pas la tête, d’une France ouverte, d’une France qui ne regarde pas l’autre comme un adversaire ni comme un ennemi, d’une France qui a su gagner avec moi en 2007, et qui saura en 2012 reconnaitre la défaite, d’une France qui sait que la vie est faite de succès et d’échecs, et qui sait qu’on est grand dans l’échec. Soyons dignes, soyons patriotes, soyons français, soyons exactement le contraire, le contraire de l’image que certains auraient voulu donner dans un cas inverse. Vous êtes la France éternelle, je vous aime, merci, merci à vous.



Discurso de Nicolas Sarkozy (6 de Mayo de 2012)


El pueblo francés ha elegido. Os pido escuchar lo que quiero deciros, lo he reflexionado mucho, y hablamos de Francia. Francia tiene un nuevo presidente: es una elección democrática y republicana. François Hollande es el presidente de Francia y debe de ser respetado, he sufrido mucho por el hecho de que la institución que representaba yo no fuese respetada, no debemos mostrar mal ejemplo. Queremos a Francia. Jamás seré como los que me combatieron: queremos a nuestro país. Le he llamado justo, y quiero desearle buena suerte en medio de las dificultades. Va a ser difícil, pero deseo con todo mi corazón que Francia, que es nuestro país, que nos reúne, consiga superar las obstáculos, porque hay algo más grande que nosotros: es nuestro País, es nuestra Patria, es Francia. Debemos esta noche pensar exclusivamente en la grandeza de Francia y en la felicidad de los franceses, es nuestra misión, es nuestro papel, es nuestro ideal. Quiero agradecer a todos los franceses el honor que me han hecho de haberme elegido para presidir nuestro país durante 5 años. Jamás olvidaré ese honor y durante la vida de un hombre – soy yo que tiene que agradecer – presidir los destinos de Francia, es una cosa que jamás podré olvidar, es un honor inmenso. He consagrado toda mi energía, del primer al último segundo, he intentado hacer lo mejor para proteger a los franceses de las crisis sin precedentes que durante esos 5 años han agitado el mundo, y para que Francia salga más fuerte. Salgo de eso, mis queridos compatriotas, con un amor a Francia más grande todavía, con un afecto para el pueblo francés más grande todavía. Salgo con más admiración todavía por lo que los franceses son capaces de cumplir en las situaciones difíciles.

Quiero agradecer a los millones de franceses que me votaron. Lo he hecho todo para hacer ganar a las ideas que nos reúnen. No me he economizado, me he comprometido totalmente, plenamente. Pero no he conseguido convencer a una mayoría de franceses. Me habéis ayudado de una manera extraordinaria. Me habéis sostenido, juntos hemos hecho una campaña inolvidable contra todas las fuerzas, y Dios sabe si fueron numerosas al juntarse contra nosotros. Pero no he conseguido hacer ganar a los valores que he defendido con vosotros y a los que estoy atado profundamente. Tengo toda responsabilidad en esa derrota, quiero deciros, porque he combatido por el valor de la responsabilidad, y no soy un hombre que no asuma sus responsabilidades. Soy el presidente, fui el jefe, y cuando hay una derrota, es el primero que tiene la primera responsabilidad. Tengo que asumir las consecuencias. Os pido escucharme porque nada de lo que he dicho durante esa campaña fue falso, cuando he hablado de vosotros, cuando he hablado de Francia, cuando en breves ocasiones he hablado de mí. Voy a deciros cosas que vienen del fondo de mi corazón, quiero que podáis reflexionarlo y entender que cuando se defienden valores, la única manera de ser creíble es vivirlos. Y lo digo en particular para los más jóvenes que están aquí. Hay demasiados discursos con palabras que están pronunciadas y que no suelen decir nada, porque los que las pronuncian viven lo contrario de lo que dicen. Dejadme esa libertad, de verdad, de vivir en acuerdo con lo que pienso. Y dejadme esa prueba de amor por Francia, hasta al final, de decirle mi parte de verdad.

Otra época se abre, en esa nueva época me quedaré con vosotros. Comparto vuestras ideas, comparto vuestras convicciones, vuestro ideal es el ideal de toda mi vida, y podréis contar conmigo para defender esas ideas y esas convicciones, pero mi lugar no podrá ser el mismo. Después de 35 años de mandatos políticos, después de 10 años – hace ya 10 años – en que vivo cada segundo por las responsabilidades gubernamentales al nivel máximo, hace 10 años. Después de 5 años a la cabeza del Estado, mi compromiso por la vida de mi país será a partir de ahora diferente, pero las pruebas, las alegrías y las penas han tejido entre nosotros lazos que el tiempo no distenderá más. Y en este momento en que me preparo a volverme un francés como otro, más que nunca tengo el amor de nuestro país inscrito en lo más profundo de mi corazón, y voy a deciros una cosa, que os pido retener y entender bien: jamás, mis queridos compatriotas, podré devolveros todo lo que me habéis dado, me habéis dado tanto… Pensáis en Francia, pensáis en los franceses, pensáis en su unidad, y voy a deciros una cosa que viene del fondo de mi corazón: fui emocionado por esas multitudes, por esas reuniones, por todos esos franceses que fueron a mis lados, quiero deciros de verdad que no podríais hacerme un regalo más hermoso, que no podríais mostrar una imagen de Francia mas bella. Entonces esta noche damos la mejor imagen de Francia, de una Francia radiante, de una Francia que no tiene el odio en el corazón, de une Francia democrática, de una Francia alegre, de una Francia que no baja la cabeza, de una Francia abierta, de una Francia que no mira al otro como un adversario ni como un enemigo, de una Francia que ha sabido ganar conmigo en 2007, y que va a saber en 2012 reconocer la derrota, de una Francia que sabe que la vida está hecha de victorias y de fracasos, y que sabe que somos grandes en el fracaso. Debemos ser dignos, debemos ser patriotas, debemos ser franceses, debemos ser exactamente el contrario, el contrario de la imagen que algunos habrían querido dar en un caso contrario. Sois la Francia eternal, os quiero, gracias, gracias a vosotros.


a)                Primera parte (L. G. de la Fuente)

El pueblo francés ha elegido. Os pido escuchar lo que quiero deciros, lo he reflexionado mucho, y hablamos de Francia. […]

Sarkozy comienza este discurso con un elemento que en principio se consideraría invasivo en el territorio de los receptores: una petición directa y abierta, que causa un coste para los destinatarios y un beneficio para sí mismo. Sin embargo, en la modalidad contextual en que nos encontramos (un discurso político) no es descortés, sino que esta petición le sirve para reforzar la cortesía positiva. Dado que el emisor acaba de dejar su cargo de Presidente de Francia, es evidente que ocupa un rango social superior a quienes le escuchan, y, por tanto, no le haría falta pedir su atención, sino que bastaría con que simplemente hablara para que los receptores sintieran la obligación de escucharle. Por esta razón, al hacer esta petición se está rebajando, dirigiéndose a sus oyentes no como un superior a quien es obvio que hay que prestar atención, sino como un igual que tiene algo que decir y no quiere ser ignorado (cumpliendo con la máxima de modestia de Leech).

En segundo lugar, al decir ‘lo he reflexionado mucho’ cumple con otra de las máximas propuestas por Leech, y es la de de tacto: maximiza su propio coste en la elaboración del mensaje que quiere dar. Por otra parte, los receptores infieren, gracias a los efectos contextuales que rodean el acto comunicativo, que ese esfuerzo del emisor tiene como finalidad un beneficio para los oyentes, al menos para los interesados en política.


[…]  Francia tiene un nuevo presidente: es una elección democrática y republicana. François Hollande es el presidente de Francia y debe de ser respetado […]


El principal elemento de cortesía aquí es la petición de respeto a su rival político. Al afirmar que debe ser respetado, cumple con todas las máximas de Leech: es modesto, muestra su acuerdo con la decisión de los votantes, finge una simpatía y una aprobación hacia su oponente y da una imagen de generosidad y tacto que agrada a los receptores.



[…]  he sufrido mucho por el hecho de que la institución que representaba yo no fuese respetada […]


Mediante la explicitación de su sufrimiento, Sarkozy pretende causar una compasión en sus oyentes, humanizándose y pudiéndose identificar con un ciudadano como cualquier otro. También es una estrategia de cortesía la reivindicación del motivo de su sufrimiento, puesto que no se enfrenta a sus adversarios diciendo: “Han sido unos irrespetuosos conmigo”, sino que pone por medio a la institución que representaba, de forma que dé la sensación de que no le preocupa tanto lavar su imagen personal sino la imagen de dicha institución, lo que le hace quedar nuevamente como un político generoso y comprometido que se mueve por principios y no por egoísmo.



[…]  no debemos mostrar mal ejemplo. […]


Aquí vuelve a emplear la máxima de tacto propuesta por Leech. Pese a haber perdido las elecciones, no arremete contra su rival ni critica la decisión del pueblo, sino que admite una responsabilidad que tiene un coste para él y sus votantes y un beneficio para sus oponentes.



[…]  Queremos a Francia. […]


Expresar el amor por su país es un acto de cortesía positiva, puesto que se está dirigiendo precisamente a los componentes de dicho país y por tanto manifiesta su afecto por ellos a pesar de que hayan tomado una decisión política que no le agrada.



[…]  Jamás seré como los que me combatieron: queremos a nuestro país. […]


Al añadir este enunciado, toda la cortesía que se apreciaba en la frase anterior desaparece por completo: al separar las dos ideas mediante los dos puntos, se establece la implicatura conversacional de que está oponiendo esas dos ideas, y, por tanto, ‘ser como los que me combatieron’ contradice a ‘querer a nuestro país’. De esta manera tan sutil pero fácil de inferir, acusa a sus oponentes de despreciar a su propia nación.



[…] Le he llamado justo, y quiero desearle buena suerte en medio de las dificultades. […]


Para atenuar la descortesía de lo dicho anteriormente, Sarkozy vuelve a emplear la cortesía estratégica cumpliendo con pocas palabras cuatro de las máximas de Leech: aprobación y acuerdo (refiriéndose a Hollande como ‘justo’), y generosidad, modestia y simpatía (deseándole buena suerte).



[…] Va a ser difícil, pero deseo con todo mi corazón que Francia, que es nuestro país, que nos reúne, consiga superar los obstáculos, porque hay algo más grande que nosotros: es nuestro País, es nuestra Patria, es Francia. […]


Sarkozy recurre a un acto de cortesía social que apoya y refuerza la relación entre los interlocutores, y es el hecho de expresar buenos deseos. Manifiesta su anhelo de que el país supere los obstáculos, pero al mismo tiempo asegura que será difícil. Al dar por sentada esta dificultad, está atentando contra lo que Brown y Levinson llamaron ‘imagen positiva’, en este caso contra la de Hollande, puesto que deja inferir sus dudas con respecto a su futura gestión.


Por otra parte, sentencia que la patria está por encima del individuo, como si esto fuera un hecho obvio que formara parte de la información de fondo compartida por todos los receptores. Mediante esta afirmación tan rotunda incumple dos de las normas básicas de la cortesía propuestas por Lakoff, aunque de manera indirecta: impone una idea propia de su partido como si no pudiera admitirse lo contrario, es decir, viola la regla de no imponerse y la de ofrecer opciones diferentes al interlocutor. Para atenuar esta imposición ideológica recurre a la enfatización (‘Francia, que es nuestro país, que nos reúne’ y ‘es nuestro País, es nuestra Patria, es Francia’) y a la formulación indirecta, ya que obvia toda referencia directa a lo que debería pensar el receptor y se limita a expresar lo que piensa él eludiendo el resto de opciones políticas.



[…] Debemos esta noche pensar exclusivamente en la grandeza de Francia y en la felicidad de los franceses, es nuestra misión, es nuestro papel, es nuestro ideal. […]


Esta vez, Sarkozy no se limita a alabar una vez más la grandeza de Francia, sino que manda a los ciudadanos pensar en ella. Para atenuar este mandato (acto que, desde el punto de vista de la cortesía verbal invade el territorio del interlocutor) conjuga la orden en primera persona. Al incluirse él mismo entre los que deben pensar en la grandeza de Francia, refuerza ese sentimiento de patriotismo que le une con el resto de los franceses. Otro elemento atenuador del mandato es acompañarlo de una segunda orden, y es la de pedir que piensen en la felicidad de los franceses. Con esto está invitándoles a preocuparse por sí mismos y pensar en sus beneficios, mostrando una preocupación por sus paisanos y fomentando así la cortesía positiva. Como ocurría en el caso anterior, vuelve a utilizar la geminación o repetición de sintagmas para enfatizar y adornar el contenido de su mensaje (‘es nuestra misión, es nuestro papel, es nuestro ideal’).



 […] Quiero agradecer a todos los franceses el honor que me han hecho de haberme elegido para presidir nuestro país durante 5 años. Jamás olvidaré ese honor y durante la vida de un hombre – soy yo que tiene que agradecer – presidir los destinos de Francia, es una cosa que jamás podré olvidar, es un honor inmenso. […]


Aquí Sarkozy emplea el agradecimiento, acto positivo de cortesía ritual. Lo acompaña de unos reiterados ‘jamás olvidaré’ y ‘honor inmenso’, con lo que enfatiza el agradecimiento y lo traslada a un nivel personal, contribuyendo a que el espectador se quede con la imagen de un Sarkozy más cercano y humano, para el que estos años han significado mucho más que una labor profesional.


Encontramos aquí, además, una respuesta del político ante la interrupción del público (que corea ‘¡Merci, merci!’). Se dirige a sus oyentes para replicarles educadamente: “Soy yo el que tiene que agradecer”. La interrupción es un acto que puede entrar en conflicto con la cortesía, pues invade el terreno del interlocutor. Sin embargo, aquí el público interrumpe a su líder para darle ánimos y agradecer sus años en la presidencia, por lo que en este caso la interrupción ha fomentado la cortesía positiva.


[…] He consagrado toda mi energía, del primer al último segundo, he intentado hacer lo mejor para proteger a los franceses de las crisis sin precedentes que durante esos 5 años han agitado el mundo, y para que Francia salga más fuerte. […]


Con la afirmación de haberse esforzado tanto por Francia, cumple una de las máximas de cortesía de Leech a la vez que viola otra. Por una parte, respeta la máxima de tacto, puesto que admite haberse hecho cargo de un coste inmenso en aras del beneficio del pueblo. Sin embargo, al reconocer esto exagerando sus esfuerzos (‘he consagrado toda mi energía’) y sus logros (‘proteger a los franceses’, ‘que Francia salga más fuerte’), y maximizando las dificultades que le impedían conseguir sus objetivos (‘las crisis sin precedentes’), lo que está pretendiendo es captar la benevolencia de los receptores alabando indirectamente su gestión, y justificando sus errores en base a hechos ajenos a sí mismo. Así, rompe con la máxima de modestia (hubiera sido más cortés decir ‘soy consciente de que podría haberlo hecho mejor’).



[…] Salgo de eso, mis queridos compatriotas, con un amor a Francia más grande todavía, con un afecto para el pueblo francés más grande todavía. […]


Al referirse al público como ‘mis queridos compatriotas’ refuerza la relación entre ellos, aludiendo a lo que comparte con todos sus destinatarios, que es la nacionalidad.  Afirma salir de la presidencia con un amor a Francia más grande todavía, y eso puede interpretarse de dos maneras desde el punto de vista de la cortesía: por un lado, lo más evidente es pensar que esta afirmación es positiva, puesto que de ella se infiere que, a pesar de las dificultades que se han interpuesto en su camino, el ex presidente agradece a Francia su apoyo. Sin embargo, por otra parte, al saber que gran parte de la población francesa criticaba la gestión política de Sarkozy, este ‘amor a Francia’ puede resultar incluso ofensivo, puesto que las personas que protestaban contra su gobierno sentirán que sus quejas no han sido escuchadas y que al líder conservador le importa muy poco lo que piense su pueblo. Lo que, sin lugar a dudas, queda claro con esta afirmación es que el recién derrotado presidente abandona su puesto con la conciencia tranquila y sin intenciones de enfrentarse con sus adversarios, dato que nos interesa destacar aquí porque supone evitar un ataque directo contra la imagen positiva de sus oponentes.



[…] Salgo con más admiración todavía por lo que los franceses son capaces de cumplir en las situaciones difíciles. […]


Con esta frase, Sarkozy muestra su admiración hacia el pueblo francés, lo que supone un acto de cortesía positiva puesto que es una felicitación indirecta. Por otra parte, esta felicitación indirecta podría estar dirigida también hacia sí mismo, ya que ha sido él quien ha puesto las medidas que se deberían cumplir en esas situaciones difíciles. No obstante, lo que aquí quiere el emisor es dar un último discurso memorable, por lo que su intención no es tanto buscar una alabanza de su gestión sino dejar al pueblo francés con una buena imagen de sí mismo, por lo que su parlamento nos resulta muy útil al comentarlo desde el punto de vista de la cortesía (que según Brown y Levinson se basaba precisamente en el deseo del emisor de mantener una buena imagen de sí mismo en sus relaciones  interpersonales).


b)               Segunda parte  (V. M. Bárcena)


Quiero agradecer a los millones de franceses que me votaron.
Con el verbo agradecer, no sólo está apelando a la cortesía ritual (el agradecimiento) sino también a la estrategia (todo el discurso es, en sí, una estrategia) ya que, se sirve del intensificador millones para expresar  la valorización de otros, en este caso de los franceses que le votaron. De esta manera, establece un equilibrio en que la imagen de su público (sus interlocutores más directos, aquellos que le votaron que son a los que está dirigido el discurso, aunque tenga carácter nacional e internacional, es decir, que el público, supuestamente, sean todos los franceses, y todo aquel que quiera escucharlo) es engrandecida por sus palabras, lo que produce una sensación de bienestar en ellos, objetivo de Sarkozy.

 Lo he hecho todo para hacer ganar a las ideas que nos reúnen.
Si en la frase anterior, lo importante era su público, ahora el objetivo es moverse a un campo más personal, donde tiene que trabajar sobre su propia imagen; y para ello, necesita de lo que le une con su público: las ideas conservadoras. Con el intensificador todo, refuerza este nexo del que tira para mantener el equilibrio entre él y su público.

No me he economizado, me he comprometido totalmenteplenamente.
Con ánimo de seguir consolidar la idea de la frase anterior, se decide por intensificar de manera notoria su labor para con esas idea. En ese cotexto, la palabracompromiso adquiere todo concepto que lo define por antonomasia. Y, por si quedaran algunas dudas, añade los adverbios totalmente y plenamente, que, debido a su redundancia ahondan más en la idea que quiere trasmitir.

 Pero no he conseguido convencer a una mayoría de franceses.
La adversativa siguiente sigue trabajando en la imagen de Sarkozy desde el punto en común que tiene con su público, pero esta vez lo extiende también al resto, a la gente a la que si bien no tiene intención de agradar sí sabe que serán sus interlocutores. Es decir, Sarkozy trabaja en su imagen, en la de los suyos, pero no muestra deferencia por todo su público. No es un error ya que es completamente consciente de ello, sino que es una estrategia comunicativa más con la que mostrar sus preferencias sin faltar a la cortesía.
Agranda su imagen para los suyos, responsabilizándose así mismo de que las ideas conservadoras no hayan sido las victoriosas con el no he conseguido, y le echa la culpa, en cierta manera, a la democracia, ya que alude a la mayoría, y sólo en las democracias se  gana por mayoría.

Me habéis ayudado de una manera extraordinaria.
Retrocede de nuevo, en ese baile que es la comunicación que respeta las leyes de la cortesía en la que por cada tres pasos hacia delante, hay que dar uno hacia atrás, y vuelve a su objetivo de alabar la imagen de su público dedicado. Expresa su valoración reforzando las relaciones sociales señalando que le han ayudado y con el intensificador extraordinario, para dejar en buen lugar la labor de los otros.

Me habéis sostenido, juntos hemos hecho una campaña inolvidable contra todas las fuerzas, y Dios sabe si fueron numerosas al juntarse contra nosotros.
Reiterando la idea anterior, señala la importante labor de sus votantes por haberlo sostenido, y con el intensificador de inolvidable recrea esa valorización del público. Sin embargo, al igual que cuando hablaba del resto como la mayoría, argumenta que si las dificultades que han tenido por el camino, los obstáculos, han sido grandes porque se han confabulado contra nosotros. Deja caer aquí esa vieja idea religiosa de que cuando dios estaba con el que todos habían abandonado (o contra el que todos estaban), aún seguía ganando; pero esta vez no ha sido así, aunque Dios sabe si fueron numerosas [las fuerzas que luchaban contra ellos].

Pero no he conseguido hacer ganar a los valores que he defendido con vosotros y a los que estoy atado profundamente.
Tras esa semilla que deja en las mentes de sus oyentes, utiliza la anáfora (pero no he conseguido) para volver a trabajar sobre la idea con la que tres frases antes estaba trabajando, la de su responsabilidad para con sus votantes, que querían que luchase por una idea, por ese punto en común que les une, por esos valores que he defendido con vosotros y a los que estoy atado profundamente. Sarkozy sabe que él es el representante de sus votantes en el Gobierno, y que el único lazo que le une con ellos es la idea, la idea conservadora. Él es el representante de esa idea, y cuánto más comprometido esté con ella, mejor será su imagen, al menos de cara a aquellos que comulgan con ella. Por eso, engrandece su imagen en base al trabajo  relacionado con ella (he defendido), a su labor con los suyos (con vosotros) y a su nivel de aceptación para con ella (atado), que termina por afianzar con un nuevo intensificador (profundamente).

Tengo toda responsabilidad en esa derrota, quiero deciros, porque he combatido por el valor de la responsabilidad, y no soy un hombre que no asuma sus responsabilidades.
Como ya hemos señalado, para Sarkozy es importante señalar, y no sólo señalar, sino que los otros señalen eso mismo que él está tratando de transmitir. Ese compromiso con la idea; esa responsabilidad. Y, por ello, es capaz de repetir hasta tres veces ese mismo concepto en una misma frase. Como si fuera una batalla, alude con un elemento bélico (derrota) a la elección de la mayoría, que le deja fuera de la presidencia. No es ajeno a que al público, tan habituado a los filmes cinematográfico históricos o de  ciencia ficción de carácter bélico, le es conocido este lenguaje de guerra donde es el buen discurso es el caracteriza al héroe, y no tanto la batalla.

 Soy el presidente, fui el jefe, y cuando hay una derrota, es el primero que tiene la primera responsabilidad.
En relación con esta idea que acabamos de señalar, Sarkozy se auto define como el presidente, que lo es, y el jefe, que ya ha dejado de serlo. Con el historial de Europa, público de primer nivel, aunque no por ello EEUU u otras potencias tengan menos intereses en las palabras de ex presidente francés, por su relación directa de intereses no sólo económicos dentro del marco de la Unión Europea, los conceptos de presidente y jefe siempre tienen ese carácter bélico que, después de tantas contienden civiles o intercontinentales, e incluso dos que terminaron por ser guerras mundiales, se ha quedado adherido al lenguaje. A estos elemento ya señalados, añade otros de la misma índole como son derrota y responsabilidad, que ya había utilizado, para dar así la sensación de refuerzo que pretende.

 Tengo que asumir las consecuencias.
Con esta afirmación, la imagen de Sarkozy vuelve a consolidarse con los elementos que ya hemos señalado anteriormente. Alguien responsable y comprometido, es el que asume las consecuencias de sus actos, en este caso, de su derrota. De esta manera, resalta dichos adjetivos, que quiere que los franceses se los adjudiquen a él.  Decir que ha de asumirlo es una estrategia con la que atenúa el efecto de su frase.

Os pido escucharme porque nada de lo que he dicho durante esa campaña fue falso, cuando he hablado de vosotros, cuando he hablado de Francia, cuando en breves ocasiones he hablado de mí.
Si en la frase anterior, pretendía atenuar su discurso, el pido de esta no hace sino corroborar esa misma idea, en la que, en cierta manera, Sarkozy invierte la importancia social de los roles que desempeñan él y su público, y se establece por debajo, ya que pide el favor de su público como si fuera el tribunal que lo ha de condenar o ensalzar –que es exactamente en lo que les convierte al utilizar dichas estrategias comunicativas con ellos –. Como estrategia que sirve a la cortesía, Sarkozy se disculpa por si alguna vez han considerado que algo de lo que ha dicho sea mentira. La anáfora que utiliza (cuando he hablado de ) para exponer los distintos casos en los que se pudo pensar así de sus palabras consolida esta idea, independientemente de quién o qué fuera el objeto de su discurso. Y los objetos señalados son los elementos en torno a los que gira su discurso y a los que pretende dar fuerza en él: el público, en especial sus votantes; Francia, y él; los elementos claves en unas elecciones gubernamentales.

Voy a deciros cosas que vienen del fondo de mi corazón, quiero que podáis reflexionarlo y entender que cuando se defienden valores, la única manera de ser creíble es vivirlos.
Sarkozy ya se ha situado en un nivel, en teoría, inferior que su público; que tiene el poder de elevarlo sobre ellos mismos. Si la estrategia está bien usada, entonces los interlocutores les seguirán viendo como algo grande y, dado que ése es el verdadero objetivo de dicha táctica comunicativa, una vez dicha, ha de tratar de acercarse de nuevo a su público, esta vez por otro camino. Con el del fondo de mi corazón, pretende dar la sensación de proximidad, desde esa confianza que trataba Ardilla en su trabajo y que Reverte criticaba en sus artículos, que en realidad no es tal, sino una hábil maniobra del político.  Ofrece las opciones de una reflexión y entendimiento posterior, porque presupone, y toda presuposición dentro de un discurso tan amplio en cuanto a público siempre lleva una connotación adherida a ella, como que sólo quienes puedan reflexionar y entender lo que quiere decir, y, además, compartan su opinión, serán aquellos a los que estará destinado el discurso. Ese público verdadero del que hablábamos antes.
Y, finalmente, la idea que quiere trasmitir. La segunda idea de esta segunda parte del discurso, que en realidad, sólo se ha desdoblado de nuevo porque sigue tratando de lo mismo: del compromiso con la idea. Él, en momentos anteriores, ya ha señalado cuán unido y fiel era a la idea conservadora. Su derrota no es más que el fracaso de dicha idea, por otra mejor, la progresista, representada por el socialista Hollande. Comienza, pues, dicha argumentación a partir de la  afirmación de que la única manera de ser creíble [en cuanto a unos valores] es vivirlos.

Y lo digo en particular para los más jóvenes que están aquí.
Concreta, en esta frase, a qué público se refiere en especial. Con ello no quiere decir, ni mucho menos, que sólo hable para ellos, pero quiere hacer hincapié en ese grupo de ciudadanos. Señala que es en particular e se aprovecha del intensificador más para ahondar en otra presuposición, un prejuicio más bien, tan arraigado en el discurso del blanco europeo como lo es el lenguaje bélico que hemos señalado antes. Y es que los jóvenes son las personas más impresionables.

Hay demasiados discursos con palabras que están pronunciadas y que no suelen decir nada, porque los que las pronuncian viven lo contrario de lo que dicen.
Para trabajar más sobre ese prejuicio que evidenciábamos antes, tenemos la correspondiente explicación de Sarkozy. El ataque directo al partido socialista, la conclusión de la idea que ha ido desarrollando desde esta segunda parte de su discurso. Los intensificadores demasiados y nada se contradicen, derivando en una crítica aplastante típica de la democracia, porque sólo en el contexto procurado por ella misma es factible: la demagogia. Para no meter la pata, ni hablar de más, de manera que tuviera que dar nombres y ejemplos, lo que contrastaría con la imagen que está tratando de mantener, de buen político y una persona políticamente correcta, que sabe estar y aceptar las derrotas, por lo que se limita a describir su versión de la demagogia aplicada al caso concreto de Francia: [palabras que los políticos que] las pronuncias viven lo contrario de lo que dicen.

 Dejadme esa libertadde verdad, de vivir en acuerdo con lo que pienso.
Una vez disparada la idea, queda, retroceder un par de pasos, volviendo a esculpir esa imagen suya que quería que quedara a salvo de las críticas y las condenas ajenas. Su objetivo final y original es ése, limpiar su imagen de posibles acusaciones y mantenerse en alto, ya que se le ha negado el poder. Para ello, se sirve de dos palabras que siempre son bien recibidas, o que suscitan la desconfianza cuando se utilizan en demasía o en contextos difíciles o controvertidos: libertad y verdad. En este caso, la libertad se ve fortalecida por el intensificador de verdad, que remite a la idea que ha señalado antes de vivir en acuerdo con lo que pienso., La libertad, según expone, es una opción, y él ha elegido ser así. Es evidente que una persona es mejor recibida si actúa correctamente cuando es elección suya, que cuando ha sido obligado, aunque en el fondo, todos estemos obligados por nuestra circunstancias, y ése sea un tema demasiado complejo para tratarlo en este momento. Pero, con esta presuposición de que es una buena persona porque ha elegido hacer las cosas bien, porque se entiende que el que predica con las acciones no es un hipócrita, algo condenado socialmente y entendido como malo, es lo que le otorga esa alabanza que buscaba en su público.

Y dejadme esa prueba de amor por Francia, hasta al final, de decirle mi parte de verdad.
Y, finalmente, habla de la verdad, el otro elemento enriquecedor que utiliza para pulir su imagen. Para no pecar de narcisismo y evitar que le tengan por alguien muy pagado de sí mismo, no alude a la verdad en general, ya que es sabido que sólo los radicales aseguran estar en conocimiento de la verdad, de una única e incuestionable verdad (y ahora mismo está hablándoles a sus votantes, así que no puede proclamarse orgulloso de ser llamado fascista por un comunista, ya que no es el contexto adecuado, por lo que tiene que prescindir de las características propias de un radical, como podría ser un fascista), sino a su parte de verdad.
Como en casos anteriores, se sirve de anáforas que acrecientan el efecto del discurso, ayudándose de esa sensación que viene dada por la percepción de que tiene varias argumentos que apoyan su razonamiento. Además, termina destacando, en esa relación en cadena que proclama al establecer que ama a Francia, suponiendo que sus palabras precedentes le han dejado en buen lugar para con sus oyentes y en una posición de altura donde se implica que para que una persona grande quiera algo mucho, esto tiene que ser mucho más grande. Ésa es la relación que establece en su discurso, y con la que sus oyentes, tanto los que están a su favor como los que no, partían de antemano: que Francia es superior a Sarkozy. Y, siguiendo esta estela de relaciones directas entre las imágenes que Sarkozy trataba de mejorar con su discurso, al declarar su amor a Francia, supone que aquellos que no elijan vivir de acuerdo a las ideas, a esa verdad, que han prometido, teniendo la libertad de no hacerlo, entonces no querrán a Francia como él la quiere y, por tanto, no serán tan grandes como él, y habrá sido una equivocación votarlos. Porque la prueba de ese amor será la fidelidad a las ideas con las que “han comprado” los votos de los franceses. 


c)                Tercera parte (M. Dubarry)
Otra época se abre, en esa nueva época me quedaré con vosotros.
Esa frase tiene un alto valor cortés, porque Sarkozy muestra su afección y sus sentimientos à la gente que le ha sostenido durante su campaña aunque no va a ser presidente (y que por consecuencia esa gente no le sirva para nada en el futuro), eso tiene que ver son las relaciones sociales y afectivas.

Comparto vuestras ideas, comparto vuestras convicciones, vuestro ideal es el ideal de toda mi vida, y podréis contar conmigo para defender esas ideas y esas convicciones, pero mi lugar no podrá ser el mismo.
Aquí Sarkozy quiere acercarse más todavía a la gente que le ha sostenido, mostrando que tiene mucho que ver con ellos, que comparten los mismos ideales. Esa frase tiene un alto valor de cortesía, forma parte de las relaciones sociales o afectivas. En cierta manera es también una atenuación, como una excusa para su fracaso: quiere continuar su combate, pero no va a poder porque ha perdido las elecciones, y si lo continúa será no como presidente sino como un personaje político “normal”.

Después de 35 años de mandatos políticos, después de 10 años – hace ya 10 años – en que vivo cada segundo por las responsabilidades gubernamentales al nivel máximo, hace 10 años. Después de 5 años a la cabeza del Estado, mi compromiso por la vida de mi país será a partir de ahora diferente, pero las pruebas, las alegrías y las penas han tejido entre nosotros lazos que el tiempo no distenderá más.
Sarkozy muestra su imagen pública más brillante, la de un hombre político con una gran experiencia para atenuar su fracaso, mostrando que aunque es el mejor (o es lo que quiere hacer creer) no ha ganado. Pero también quiere mostrar que aunque es un personaje político muy brillante no olvida la gente que le ha ayudado y considera que son como amigos con quienes tiene “lazos que el tiempo no distenderá más”. De ese modo consigue a la vez subrayar su vida política “excepcional” y decir una vez más que no quiere olvidar la gente que le ha sostenido.

Y en este momento en que me preparo a volverme un francés como otro, más que nunca tengo el amor de nuestro país inscrito en lo más profundo de mi corazón, y voy a deciros una cosa, que os pido retener y entender bien: jamás, mis queridos compatriotas, podré devolveros todo lo que me habéis dado, me habéis dado tanto…
Aquí quiere emocionar su público diciendo que va a volverse un francés como otro, volver a una vida “normal”, lo que lo acerca todavía más a la gente. Esa frase tiene un alto nivel de cortesía, en particular cuando llama su público “queridos compatriotas”, es una expresión de valoración porque ser un patriota es un gran beneficio y un gran cumplido para la gente que sostiene a Sarkozy.
Termina su frase con otro cumplido con un alto nivel de cortesía diciendo que la gente le ha dado tanto que jamás podrá devolverlo, lo que es un claro elogio para sus seguidores, es una valoración del público.

Pensáis en Francia, pensáis en los franceses, pensáis en su unidad, y voy a deciros una cosa que viene del fondo de mi corazón: fui emocionado por esas multitudes, por esas reuniones, por todos esos franceses que fueron a mis lados, quiero deciros de verdad que no podríais hacerme un regalo más hermoso, que no podríais mostrar una imagen de Francia más bella.
Sarkozy ya se ha convertido en el “amigo” de la gente que está presente en su discurso de despedida, se ve cuando quiere hacer como una especie de “confesión” a su público, una confesión que viene del “fondo de su corazón”. Esto tiene un alto nivel de cortesía porque la gente se siente agradecida de recibir una confesión de un hombre tan importante y al que admira. Podemos también ver una enfatización en sus palabras con la sucesión de cumplidos: “regalo más hermoso”, “imagen de Francia más bella”.

Entonces esta noche damos la mejor imagen de Francia, de una Francia radiante, de una Francia que no tiene el odio en el corazón, de une Francia democrática, de una Francia alegre, de una Francia que no baja la cabeza, de una Francia abierta,[…] 
Aquí el ex presidente utiliza una enumeración para enfatizar la importancia de Francia, y enfatizando a Francia enfatiza a los franceses también. Con la sucesión de cumplidos a propósito de Francia y por supuesto a propósito de los franceses (o más particularmente de los franceses que votaron para él ese 6 de mayo de 2012) intensifica la visión positiva que pueden tener las personas presentes durante ese discurso. Eso tiene un alto nivel de cortesía.

[…]De una Francia que no mira al otro como un adversario ni como un enemigo,[…]
Aquí vemos por primera vez en la parte del discurso que me toca analizar una referencia descortés. Porque hay que saber que Sarkozy es muy fuerte para incluir un poco de descortesía en el medio de un discurso que pasa a primera vista por algo muy cortés y muy afable (su primer trabajo antes de ser hombre político fue ser abogado, no se debe olvidar). Podemos pensar que cuando habla de “una Francia que [no] mira al otro como un adversario”, habla se los que sostuvieron su concurrente François Hollande porque parte de los que votaron para él fue para no votar a Sarkozy (pienso en los electorados de extrema derecha y los del centro en particular). Aquí vemos claramente un acto descortés.

[…]De una Francia que ha sabido ganar conmigo en 2007, y que va a saber en 2012 reconocer la derrota, de una Francia que sabe que la vida está hecha de victorias y de fracasos, y que sabe que somos grandes en el fracaso.
Sarkozy hace un elogio a los que votaron para él, un elogio un poco escondido detrás de la amargura de su propio fracaso. Ese elogio sirve para atenuar ese fracaso personal mostrando que los franceses (que votaron para él) son inteligentes y que van a reaccionar bien al fracaso presidencial. También aparece un cumplido, el de grande, pero también un insulto escondido para los partidarios del candidato socialista, porque se supone que si los de derecha son grandes en el fracaso, no fue el caso durante los sucesivos fracasos socialistas. Aquí en esa misma frase vemos cortesía y descortesía.

Debemos ser dignos, debemos ser patriotas, debemos ser franceses, debemos ser exactamente el contrario, el contrario de la imagen que algunos habrían querido dar en un caso contrario.
Vemos claramente el elemento descortés de esa frase. Primero Sarkozy describe lo que tiene que ser la gente aunque haya perdido las elecciones, es decir, patriotas y franceses. Luego viene la descortesía, porque critica claramente a los socialistas que han criticado su partido. En resumen, dice que “su gente” tiene que ser patriota y francés, es decir, el contrario de lo que habrían dicho de ellos los socialistas si los del UMP hubieran ganado. Es una crítica clara y por supuesto una marca de descortesía para el bando socialista.

Sois la Francia eternal, os quiero, gracias, gracias a vosotros.
Para terminar su discurso Sarkozy agradece a la gente que lo ha sostenido, diciendo que les quiere. Es un acto de cortesía que tiene que ver con lo ritual por lo que es de agradecer y de las relaciones afectivas por lo que es del “Os quiero”. 

                   
3. Conclusiones (L. G. de la Fuente)

Como hemos visto a lo largo de esta práctica, tanto la cortesía como la descortesía lingüísticas pueden tener varias interpretaciones dependiendo de los efectos contextuales y la información de fondo compartida por los interlocutores. En el caso de la política destacan especialmente estos usos del lenguaje, puesto que al emisor le interesa de forma mucho más evidente mantener una imagen positiva ante los receptores, imagen que es bastante difícil de conseguir porque lo que agrada a unos ofende a otros (por ejemplo, en el vídeo del discurso se aprecia constantemente el aplauso fervoroso del público al que se dirige Sarkozy cada vez que menciona la grandeza de la patria, menciones que serían abucheadas y repudiadas si este público perteneciera a otra posición política).

Por último queremos destacar que tanto Sarkozy como los asesores que le ayudaron a elaborar este discurso conocían perfectamente las reglas de cortesía verbal, agradando al público presente en el discurso por defender sus ideas y dejando al resto de receptores la imagen emotiva y educada de un presidente retirado que asume su derrota con responsabilidad y respeto, encubriendo los elementos de descortesía de forma que el oyente pueda inferir las implicaturas sin que el emisor parezca maleducado con su rival político en ningún momento.




4. Bibliografía consultada
- Apuntes de clase.
- ARDILLA, J. A. G. Confianza y norma social en la cortesía lingüística, Universidad de Edimburgo
http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/6072/1/ELUA_20_01.pdf
-Blog académico: Cortesía Lingüística y Teoría de la Imagen
http://fono2010.bligoo.cl/content/view/825762/Cortesia-Linguistica-y-Teoria-de-la-imagen-social.html
- Instituto Cervantes
http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/cortesia.htm